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Dan Brown, el conspirador

larazon

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Las teorías conspirativas son parte fundamental de la novela popular. Ocultos grupos de personas poderosas tratan de manipular a la sociedad para imponer sus malvados planes de dominar el mundo. El secretismo de la conspiración añade a la trama un plus de misterio y atrapa al lector en la más básica de las propuestas novelísticas: el miedo a los poderes ocultos y el consuelo que procura su desenmascaramiento. Las intrigas internacionales de Dan Brown combinan con pericia el caudal inacabable de teorías conspirativas que se han acumulado a lo largo de la historia y que fascinan desde tiempo inmemorial. Recorren la historia supuestos textos ocultos o apócrifos que de publicarse pondrían patas arriba la concepción ordenada del mundo o la teoría oficial de una doctrina, pero que fuerzas poderosísimas los mantienen ocultos.
Son normalmente teorías especulativas que tienen escaso fundamento en el mundo real pero que resultan muy eficaces en la novela popular. Desde «Los Trece», de Balzac, que sienta las bases modernas de las sociedades secretas conspirativas en la literatura fantástica, hasta el malthusiano archienemigo del doctor Langdon de «Inferno», hay un continuo de narcisistas paranoicos que tratan de imponer sus perversos planes para dominar el mundo. La masonería está en la base de estas «Orden de los Devorantes», de Balzac, el «Sindicato Internacional del Crimen», de Moriarty, o SPECTRA del Dr. No, reformulada en este nuevo subgénero creado con «El Código Da Vinci» y sus Illuminati y el Santo Grial, y que retoma en la cuarte entrega del profesor de simbología Dr. Langdon en «Inferno».
Para los muchos entusiastas de Dan Brown, el libro reúne todos los ingredientes de la novela de intriga de alto voltaje, imprescindibles para resultar una lectura endiabladamente eficaz. Rechacen los críticos que desprestigian al autor por sus trivialización de la alta cultura y su recurrencia al estilo y trama que le han dado fama como renovador de un subgénero que él ha sabido reordenar con gran ingenio: el de las tramas secretas, las conspiraciones paranoicas, tan de moda en la actualidad.
Estructura sus intrigas con capítulos cortos y una sorpresa al final que engarza con la siguiente, creando un rosario de expectativas altamente adictivas. Y lo hace con la solvencia de los clásicos pop, utilizando con sencillez unos personajes-lanzaderas con los que se identifica el lector . Ésa es la función de la gran novela de intriga: cortar la respiración en cada página, mantener la intriga y poner de los nervios al lector hasta el desenlace final.

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