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Edith Wharton, la alta literatura de un espíritu libre

Páginas de Espuma publica un primer volumen de “Cuentos completos” de la escritora reunidos por primera vez en español
larazon

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Páginas de Espuma publica un primer volumen de “Cuentos completos” de la escritora reunidos por primera vez en español
En una época donde no existían tantas proclamas feministas, Edith Wharton (Nueva York, 1862-Francia, 1937), vivió una vida libre inusual en su época. Fue la primera mujer en ganar el premio Pulitzer en 1921 con “La edad de la inocencia” y la primera en recibir un doctorado Honoris Causa en Yale, firmó más de cuarenta libros y estuvo tres veces nominada al Nobel. Fue una de las primeras que consiguió divorciarse, se paseaba con coche propio y recorría el frente de batalla en moto como reportera de guerra. Valorada por autores como Scott Fitzgerald, Hemingway o su amigo Henry James, del que se dice fue discípulo: “Querida Edith, tú eres más fuerte, más firme y más sutil que todos los otros, tú dices más y dices mejor”, le comenta. Páginas de Espuma edita por primera vez en español todos sus cuentos, la primera mujer en esta colección hasta ahora solo con autores masculinos. Pero queda mucho aún por conocer de una de las escritoras más difíciles de encasillar de la historia de la literatura, sus cuentos son un ejercicio de pasión, síntesis, armonía y un agudo sentido del humor, quizá menos conocidos de lo que deberían. Este volumen de “Cuentos completos” comprende los escritos entre 1891 y 1908. Diecisiete años de relatos en un primer tomo prologado por Clara Obligado y traducidos por Emma Cotro, Maite Fernández Estañán, Eva Gallud y Juan Carlos García. El segundo tomo se editará el año próximo.
“Ahora vivimos una época de crecimiento en la lucha femenina, pero, ¿qué pasa con ciertas autoras?, que han quedado desfasadas, aburridas y puritanas”, explica la escritora Clara Obligado. “Las mujeres han leído toda la literatura, a hombres y mujeres, pero ellos sólo a hombres. Es pues necesario poner en circulación a una autora como Edith Wharton que cambia la manera de contar, en mi opinión, una cuentista fabulosa. Leyéndola –prosigue-, encuentro a una mujer y no una rareza que escribe en un mundo de hombres, pero una mujer libre, bisexual, elegante, que cuida su casa y su jardín, que critica duramente los límites del matrimonio, intelectual de primera línea, escritora de lo doméstico -decoración, perritos, moda...- y gótica a la vez, amiga de los hombres y, por esto, antifeminista”. Fue contemporánea de Virginia Woolf, pero no compartió sus postulados. Perteneciente a una familia de nivel alto, pudo dedicarse a la escritura. Era conservadora en su ideología, pero su vida y su literatura fueron progresistas, tuvo relaciones con hombres y mujeres, periodistas y artistas. “Era la contradicción en estado puro”, afirma Obligado. “Sus cuentos reproducen, en gran parte, el mundo que le tocó vivir. Inmunes al envejecimiento, reconocen la situación de las mujeres con unos controles que ella nunca aceptó”. Para la prologuista, “es una escritora de la modernidad, de lo que hoy entendemos por alta literatura, no la de mercado, pero fácil de leer, su escritura no necesita defensa porque está hablando de hoy, con los mismos conflictos de las mujeres actuales, cuestiona el matrimonio, la maternidad, tiene una idea abierta del sexo, viajera incansable -cruzó 60 veces el Atlántico e hizo en Camino de Santiago-, tiene coche con chófer, monta en moto... su vida es como una película. Presenta el cambio de paradigma que está viviendo la mujer de ahora”, concluye.