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El error americano

«La paz imposible». Un libro repasa el conflicto permanente entre España y sus colonias americanas, plagadas de malentendidos. I. Moreno y de Arteaga. CSED. 312 páginas. 25 euros.
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El desarrollo y la madurez adquiridos por América en el siglo XVIII suponían un anticipo de su mayoría de edad. Si a esto se le suman aspectos como el antagonismo entre peninsulares y criollos, la deficiente administración pública o la propagación de la ideología liberal, podemos tener las causas determinantes que hicieron que en el primer cuarto del siglo XIX el ambiente fuese propicio a la emancipación de los territorios españoles de América. Sin embargo, «no es un periodo histórico que haya sido hasta ahora investigado y analizado en profundidad», como explica el historiador Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna –y descendiente directo del último virrey del Perú, Don José de La Serna– que ha investigado sobre los acontecimientos de este proceso entre los años 1810 y 1824. «No fue una lucha ideológica o de nacionalidades –aclara el autor–. El inicio de estos movimientos secesionistas tiene dos componentes: por un lado desconfían de la Junta Central y, por otro, quieren poder. Como los criollos tenían leyes propias, querían gobernarse ellos mismos. No querían independizarse de Madrid, sino traducir sus privilegios en poder político. La paz fue imposible por una falta de visión desde la Península». Otros acontecimientos, como la invasión napoleónica y Trafalgar, aceleraron el proceso. La pérdida de lo mejor de nuestra escuadra en esta batalla fue un duro golpe para nuestros territorios americanos, que quedaron sumidos en una clara indefensión. Entre 1810-14, la balanza se inclinó ligeramente hacia España, pero esto fue algo engañoso, porque el empuje secesionista fue incontenible. «La separación fue trágica. España no creó colonias, sino naciones. La ruptura fue un desgarro enorme de nefastas consecuencias. Tuvieron que luchar contra su propia identidad y cayeron en manos del colonialismo de EE UU y de Inglaterra. Algunos, como Argentina, se sumieron en un caos económico. La falta de autoridad y la inestabilidad política les duró cien años», asegura el autor, quien afirma que «el interés de esta investigación está en que no hay otra. Por raro que parezca, España no ha investigado a fondo ni las causas ni el desarrollo de la emancipación americana. ¿Por qué? ¿Porque les dolió? ¿Porque no les interesaba? Para conocer España hay que conocer América. «No fueron colonias, fue una prolongación ultramarina de la propia España».