El lado íntimo del arte de allá

Existe el periodismo, y existe, también, Leila Guerreiro, la talentosa autora argentina que desde hace años viene renovando el ejercicio de este oficio o profesión hasta hacer de ella una obra de arte en la que se combinan el rigor de la información, la exactitud del dato y un estilo propio, hermoso y particular, que nada tiene que envidiarle al de muchos de los grandes escritores que, como ella, también se dedicaron al periodismo. «Plano americano», que reúne veintiséis perfiles de artistas plásticos, escritores, fotógrafos, periodistas, editores, cineastas, músicos y diseñadores hispanoamericanos –y que incluye cinco nuevos que no estaban en la edición original, publicada en 2013 en Chile– son una muestra, en ese sentido, del enorme talento de quien comenzó su andar en el periodismo en el diario «Página/12» de Buenos Aires y que ha desplegado a lo largo de más de diez años en las principales publicaciones de España y de América Latina.

Muerte súbita en un tren

Así, en este libro ameno y riguroso Guerriero despunta los perfiles de escritores y poetas como Nicanor Parra, Idea Vilariño, Rodolfo Fogwill, Ricardo Piglia o Hebe Uhart; de artistas como Guillermo Kuitca y Marta Minujín; de fotógrafas como Sara Facio; de editores como Daniel Divinsky; de cantantes como Facundo Cabral y Amelita Baltar y de diversos personajes engimáticos y fascinantes como Roberto Arlt y Pedro Henríquez Ureña, el brillante intelectual dominicano que murió súbitamente mientras viajaba en el tren que lo llevaba desde Buenos Aires al instituto de la ciudad La Plata donde daba clases de literatura.

No se trata de simples perfiles al uso o de meros resúmenes biográficos, pues la autora posee el encanto de entrar en ellos desde una cercana distancia para mostrar un retrato profundo en el que el detalle, la pausa y la mirada aviesa tienen un peso bastante más específico que el de la propia Guerriero, que ejerce el papel de anfitriona.

«El piso del departamento donde Fogwill vive ha sufrido un accidente», escribe, por ejemplo, en el estupendo perfil dedicado al escritor argentino para, enseguida, dar detalles de ese accidente y decir que «en el suelo, en la mesada, sobre la heladera, hay tostadas, servilletas de papel, yerba, fideos secos, ollas, pavas, jarras, restos de comida» y un inventario que podría terminar en el infinito. Ese cúmulo de detalles no sería posible sin el trabajo previo de quien investiga exhaustivamente la vida y obra de las personas cuyo perfil escribe, y de su talento, capaz de hacer del periodismo, y de cada una de estos textos, una obra de arte.