Felipe Polleri, prosa sin censuras
Podría decirse, por ejemplo, que Felipe Polleri es el secreto mejor guardado de la literatura uruguaya y un autor de culto, pero eso no alcanzaría para describir la obra y la potencia que encarna en su escritura este nacido en Montevideo en 1953, creador de unos cuantos libros que, según señala en su biografía, «escribí o vomité o excreté» y cuya lectura no puede dejar indemne a cualquier lector que se acerque a ellos, pues leerlo es una intensa experiencia con un lenguaje que, casi, puede trastocar la existencia.
Una escritura feroz, sin concesiones, políticamente incorrecta, es lo que aparece a primera vista en «La inocencia», una novela breve pero contundente que se va haciendo a través de los recuerdos, de las anotaciones, de los pensamientos que tiene Rodolfo, el narrador, que despliega una historia de furia y de rencores y que tiene como protagonistas principales a los integrantes de una familia acomodada del barrio Pocitos de Montevideo: la suya.
«¡Ah, si pudiéramos olvidarnos por un instante de nuestras despreciables tristezas y entregarnos a la magnífica belleza de la vida!», exclama el narrador en un momento de estas memorias malas, o memorias malvadas, según las llama, mientras hilvana hechos, situaciones, acontecimientos vividos durante una infancia trancurrida en medio de la locura de una familia disfuncional, que despreciaba a los «grasas», a la gente de clase baja, a los que tomaban mate en la acera y al mismísimo Rodolfo, el raro, el diferente, la oveja negra de la familia, que escancia su pasado feroz sin callarse nada y diciéndolo todo. Sin trabas en la lengua. «Yo me rompo todo escribiendo», dice Felipe Polleri en una entrevista que acompaña la edición de «La inocencia» y que cuenta, además, con un excelente prólogo del mismo Arribas que sirve de presentación y donde se resume el ars poética del autor. Un código vital y ético cuya única condición es escribir sin concesiones, sin censuras, porque, como señala este escritor en la entrevista, «si te autocensurás, estás en el horno». Esa escritura, tan salvaje como alocada, incómoda y certera, es lo que hace que Polleri sea no únicamente un escritor de culto o el secreto mejor guardado de la literatura uruguaya, sino algo más: un escritor sin límites, un narrador único, que entiende la literatura como un espacio de libertad y que escribe por pura necesidad.