Futuro imperfecto
Casas Ros traza en «Crónicas de la última revolución» un inquietante retrato social
En la mejor tradición del misterioso escritor de ambigua identidad y escaso perfil conocido, a lo Salinger o Pynchon, Antoni Casas Ros (1972) es un novelista -«El teorema de Almodóvar» (2008), «Enigma» (2010)- que desarrolla sorprendentes tramas narrativas entre lo futurible y lo posibilista en una original apuesta por la libre imaginación argumental y la sólida tesis sociológica.
Autor en lengua francesa, su escritura transcurre en fríos mundos simbólicos de claras referencias actuales y reconocibles paralelismos críticos. Fuera de toda convención temática o estilística, este francotirador de la literatura experimenta con historias repletas de inquietantes posibilidades, dueño de una singular idiosincrasia expresiva. «Crónicas de la última revolución», en fluida traducción de Javier Albiñana, se sitúa en un inmediato futuro marcado por una simbología de ciencia-ficción, en el que interactúan desazonantes organizaciones como Flying Freedom, dedicada al contestatario suicidio colectivo de sus miembros, o Infinity, que postula la quiebra de los mercados financieros mediante sendos ataques informáticos. Con una estética cercana al ya mítico Anonymus, guiados por la voz narradora de Lupa, intrépida cronista de esos enrarecidos ambientes y abocados a un nuevo concepto de lo revolucionario, asistimos en estas páginas a un renovado planteamiento de lo insurreccional, inmersos en una ética subversiva que hostiga a antiguos poderes establecidos. Con un mantenido ritmo intrigante, una mirada cultural de signo humanista en medio de la deshumanización informática y el tono de un relato policiaco de sorprendente resolución, esta novela nos propulsa, inteligentemente, hacia un futuro que ya está aquí.