Historia de un lobo estepario
Con tan sólo dos novelas, «Lobisón» y «Los gatos pardos», Ginés Sánchez (Murcia, 1967) se ha consolidado como un narrador comprometido con la realidad social, pero sin caer en la simple denuncia testimonial o el fácil alegato contestatario. Por el contrario, su escritura ostenta un trabajado carácter simbólico y un penetrante análisis de la psicología de los protagonistas. Con «Entre los vivos» asistimos al declive personal de César Gálvez, alias «Gusanito», un joven sin trabajo, inmerso en la actual crisis económica y moral, aislado en una marginalidad internáutica y virtual. Desfilan por estas páginas los desoladores espacios de una decadencia social: las oficinas del paro, la explotación laboral, la picaresca de la miseria o la clara consciencia de la falta de expectativas. En esta sociedad sin futuro, pululan unos seres que son lo mejor de la novela: Montoya y Raquel, versos sueltos de la vida; Janislyn, la sensible muchacha confidente del protagonista; y este mismo, extrema configuración de la desnortada desesperanza de un tiempo sin futuro.
Reaparece aquí esa estética, tan grata al autor, del sujeto como un lobo estepario, encarado con soberbia dignidad al propio fracaso. Con metafóricas referencias a la barbarie de los vikingos, se va tejiendo una suerte de neorrealismo simbólico que alcanza su mejor expresión en las divagaciones existenciales, tiernamente utópicas, de unos jóvenes inquietos y desafiantes, a pesar de su carencia de oportunidades. Trabajada escritura y clara denuncia social como elementos distintivos de esta excelente novela.