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Ibsen y el otro pato salvaje

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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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Tras publicar algunas apreciables novelas, fue con «Los nadadores» (2012) cuando Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) se afirmó como un original narrador que combinaba el realismo clásico con el relato kafkiano, la intriga policial, la utopía futurista y la reflexión metafísica. Esa historia del esforzado nadador que ve desaparecer misteriosamente a familiares y amigos suponía la inmersión en un creativo cruce de géneros literarios y temas referenciales. Con «Corazones en la oscuridad», obra de registro muy diferente, nos adentramos en un sutil ejercicio de intimismo psicológico, inquietantes tramas de la cotidianidad, sorprendentes malentendidos e inciertos dramas del pasado. Águeda, una anciana aquejada de demencia senil, debe afrontar desde su nebulosa mental las consecuencias de una lejana historia amorosa. Sus hijas, la impetuosa Nora y la sensata Susana, tratarán de reconstruir la propia identidad a partir de las recordadas vivencias de Claudia y Josefina, una madura pareja de actores. Se suceden, así, en un denso ámbito familiar pesados silencios, disimulados fingimientos, demoledores reproches y sospechosos equívocos. En un tono confidencial, de intrigante discreción, fluye esta novela de secretos y mentiras que acaba conmoviendo por la humana debilidad de sus personajes y el sensible desarrollo de la trama.
Es significativa la frecuente alusión a la obra teatral de Ibsen «El pato salvaje», un drama repleto de densas tensiones familiares que tiene en común con esta novela la recreación de una atmósfera algo irreal centrada en fantasmales imágenes del pasado. Los retratos que esos figurados espectros jalonan una casa que se desmantela, un tiempo que desaparece: «Tras analizar el lienzo, Nora había buscado una explicación en las fotografías, como si esas imágenes, en su veracidad, pudieran alumbrar el hilo de una historia en los ojos de Águeda, allá donde termina toda evocación y empieza a despertar la vida» (pág. 207). Un cierto lirismo nostálgico, unos personajes temerosos del futuro, la descomposición de la memoria personal, una mitografía cinematográfica y teatral, oscuras historias familiares, la decrepitud de la vejez y una lejana historia de amor conforman un mosaico de acertada estructura narrativa y argumental. Excelente novela de inteligente y lograda factura.