Literatura

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Javier Tomé: «Parece más un crimen de sicarios que de ama de casa»

Javier Tomé / Escritor. «El crimen de Isabel Carrasco: una conjura envenenada» es la última obra de este autor, que vivió muy de cerca el asesinato lleno de intrigas de la diputada

Javier Tomé, escritor
Javier Tomé, escritorlarazon

«El crimen de Isabel Carrasco: una conjura envenenada» es la última obra de este autor, que vivió muy de cerca el asesinato lleno de intrigas de la diputada

El crimen de Isabel Carrasco: una conjura envenenada» (Eolas Ediciones) es su último libro.Un suceso que ya forma parte de la crónica negra de León y que conmocionó a toda la esfera política y social del país. Javier Tomé –escritor especializado en literatura de viajes, pero un gran amante de la crónica negra desde que a los 10 o 12 años cayera en sus manos un artículo sobre «Jack el Destripador»–, lo vivió muy de cerca. La intriga que envolvió el crimen de la que fuera presidenta de la Diputación continúa dos años después.

–¿Raquel Gago es una víctima de la situación política como afirmó el pasado lunes después de que el Supremo le aumentase la pena de prisión de 12 a 14 años?

–Ése es un juicio de valoración arriesgado y muy interesado por su parte. Ella ha sostenido desde el principio que era inocente. Ha pretendido crear un tejido de casualidades, como que estuviera en casa de Montserrat y de Triana minutos antes del crimen, o en el coche minutos después. El Tribunal Superior de Castilla y León la consideró cómplice y ahora la condenan un par de años más por tenencia ilícita de armas, por lo que eso de la situación política no sé...

–El crimen lo ha descrito como una conjura. ¿Eso fue lo que pensó cuando sucedió?

–Sí, vivo al lado y ese día lo vi, pasé a los cinco minutos, a las 17:25, la habían tiroteado a las 17:20 y fue desde el principio algo rarísimo. Dice Francisco Pérez Abellán, el criminólogo, que por lo que él sabe es la primera vez en la Historia de España que una mujer mata a otra a plena luz. Parece un crimen de sicarios más que de un ama de casa que con absoluta frialdad sube la pasarela detrás de ella y la remata. Fue desde el principio algo muy extraño y más cuando se fueron conociendo las noticias de que su marido y padre de Triana era el comisario jefe de la Policía Nacional en Astorga. Isabel Carrasco por otro lado fue, como digo en el libro, una mujer de faldas tomar, y tenía un gran puñado de incondicionales, pero también un buen puñado de enemigos. Pérez Abellán sugiere incluso la sombra del magnicidio: no es algo probado, lo probado hasta ahora es que Montserrat, por propia confesión, disparó, Triana fue cooperadora necesaria y Gago se ve en la situación que se ve por estar en ese círculo de amistad.

–¿A Raquel la han condenado sin pruebas como alega ella?

–Pruebas materiales como tal no existen. Pero se halló la pistola en su coche después de 30 horas... No soy jurista, aunque me cuesta creer en las casualidades. Comentaron con ella los planes que tenían para asesinarla, pero Raquel dice que nunca las creyó, algo insólito en una policía local. Además, en el juicio desapareció su abogado, no se sabe qué pasó. Se suspendió la vista por su ausencia, se pensó en lo peor pero apareció por la tarde. Hay versiones para todos los gustos, y lo cierto es que no se ha dado explicación oficial, y en su día el magistrado lo prometió.

–En «La crónica del crimen de León» recogía 26 sucesos acaecidos entre 1330 y el de Carrasco. ¿Cómo han evolucionado?

–Antaño eran más primitivos, crímenes más caballerescos de rencillas políticas y de damas, durante la Edad Media fue así, luego fueron más de corte rural, por celos y pasiones, y ahora han desembocado en otro tipo de crímenes que no tienen nada que ver. El libro estaba escrito hace tiempo pero hablé con el director para incluir el de Isabel Carrasco que aún no estaba juzgado porque va a ser el más importante de la historia de León. Al verla tirada allí supe que lo tenía que hacer.

–¿Con cuál de todos esos sucesos se quedaría?

–He pretendido hacer lo que Truman Capote decía del color local. El más representativo de León es el de la calle Matasiete, porque de hecho la calle se llama así a raíz de aquella reyerta que concluyó con la muerte de siete personas de los dos bandos políticos que había en León. De los del siglo pasado tuvieron mucha importancia los de los maquis y la lucha de la Guardia Civil contra las guerrillas: un crimen de bandoleros. Habían raptado a una persona muy importante de León y se presentaron disfrazados de Guardia Civil y los guardia civiles de bandoleros y se encontraron cara a cara, son situaciones que si no fueran tan trágicas serían cómicas. De los modernos, con el de Isabel Carrasco, que es también una fábula moral sobre lo que ha sido nuestro tiempo de privilegios políticos, en el que las personas se enfadan y ambas mujeres, madre e hija, entran en una espiral de odio durante años hasta que se atreven a consumarlo.

–En su día se dijo que el crimen de la diputada se debió sólo a una venganza perpetrada entre las dos desde que despidieron a Triana.

–Es demasiada venganza. Una ama de casa y su hija que se ven envueltas en eso, luego encuentran drogas en su casa, luego localizan unas pistolas...

–Además, en el juicio no se pudo concluir.

–No, al padre le enseñaron fotos de la finca familiar donde se veía marihuana sembrada y él dijo que nunca lo había visto, es todo raro (se ríe).

–¿Está de acuerdo con Abellán en que ellas matan mejor?

–En este caso se ve que sí, porque la frialdad con la que hay que subir por esa pasarela, encontrarse de frente con el testigo, que luego las condenó en el juicio, y su mujer, que venían subiendo por el otro extremo, y asegurarse de disparar a una persona por la espalda, darle una o dos veces acercarse, agacharse y rematarla y marchar tan tranquila, suena a sicario.

El lector

Lee cada día el periódico «de mi casa», el «Diario de León», en el que es columnista, «así como LA RAZÓN y ‘‘El país’’, porque hay que verlo todo». Sus ojos se van sobre todo a las páginas de «Cultura y a la de Deportes, por supuesto». Tomé siempre lleva algún libro entre manos. «Ahora estoy con tres o cuatro proyectos locales y uno a nivel nacional del que hablaremos en su día que versa sobre Madrid...».