Juan Eslava Galán: «En España no ha cuajado una evolución ética»
Juan Eslava Galán / Novelista. El escritor publica «Misterioso asesinato en casa de Cervantes», Premio Primavera de Novela
Juan Eslava Galán es un hombre perseverante al que le gusta recorrer los paisajes de hoy, y los que están marcados por la historia. Hay quien pasea con una mirada corta, miope, reparando únicamente en lo que ofrece la realidad, siempre empobrecedora en sus pragmatismos. Pero existen otros caminantes, como el escritor, que avanzan por las ciudades recogiendo las narraciones que nuestro pasado ha dejado en sus callejones, quintas y bulevares. En su última expedición literaria, «Misterioso asesinato en casa de Cervantes» (Espasa), Premio Primavera de Novela, retorna a ese Madrid de pícaros, avispados, criadas, jaquetones, mujeronas y espadones varios que recorrían sus rúas y mentideros. Y vuelve sobre la pista de un suceso real, no por ello menos novelesco, que le sucedió a Cervantes. Un crimen que condujo al autor de «El Quijote» a prisión, aunque una mujer, una pesquesidora (investigadora), saldrá en su auxilio.
–¿Qué prefiere: pesquesidora o detective?
–En esa época, «pesquesidora» era la palabra. «Detective» es inglesa. Aunque lo que nosotros entendemos por «detective» en inglés es «Private Eye»; «detective», en inglés, es el policía de paisano.
–¿Muchos anglicismos en la actualidad?
–Hay tendencia porque es la cultura dominante, pero el lenguaje lo depura. Tiene su propia dinámica para defenderse.
–En este libro recupera el castellano antiguo y su sonoridad, que anda olvidada.
–Hemos perdido el castellano en España. En Iberoamérica se mantiene. En el Siglo de Oro tenía la potencia que he querido trasladar a la novela, que es cuando nuestra lengua ha madurado. Después se ha vuelto verboso, sobre todo, en el lenguaje del político. Hay mucha palabra sin contenido.
–Los políticos están vaciando el lenguaje...
–Los políticos afortunadamente cada vez tienen menos tirón. Pero la lengua también se vacía debido a la publicidad, que acaba desgastando las palabras.
–A Cervantes le ocurrió de todo.
–Fue muy desventurado. Éste fue uno de los últimos sucesos que le ocurrió. Lo metieron a él y a sus hermanas en la cárcel, pero sólo por unos días, porque estaba claro que no tenía nada que ver.
–Esta vez fue por un asesinato.
–Un duelo en el que murió Gaspar de Ezpeleta. En la vida de Cervantes, este hecho fue un tropiezo más. Ya había estado cinco años cautivo en el Argel. Ahora iba a la prisión de Valladolid, donde ya estuvo su abuelo. Fue un episodio amargo. Tenemos toda la documentación de este episodio en la RAE, y lo he empleado para escribir una novela negra de época. Y he aprovechado para mostrar el trasfondo político de Valladolid justo cuando se ha quedado sin corte y España está en bancarrota a pesar del imperio.
–¿No deberíamos explotar más esa época en el cine, los libros...?
–Le deberíamos tener cierto amor a la cultura que no poseemos. No hay ninguna ciudad que tenga un núcleo como el barrio de las letras, un lugar donde nunca ha habido tanto ingenio y gente importante para la literatura. Ahí han vivido Lope de Vega, Góngora, Quevedo, Cervantes, Moratín. Ahí estaba el mentidero y los teatros, donde se estrenaba la gran literatura del Siglo de Oro. Los ingleses tienen a Shakespeare en Strattford Upon Avon. La ciudad vive de él. Los británicos tienen hasta un museo de Sherlock Holmes. ¡Con su objetos! ¡Y no existió! Es una manera de explotar un lugar y hacer que el turismo sea más culto y se interese por las letras.
–¿Por qué?
–No valoramos la historia. Tenemos este odio hacia nosotros mismos que no hemos superado. En las elecciones de Andalucía se repetía «este país», pero nunca «España», porque parece que es de fachas. Nos avergonzamos. Pero en los países que nos rodean están orgullosos de su pasado.
–Las «cervantas» eran de armas tomar...
–En una época en que la mayoría de las mujeres eran analfabetas, ellas sabían leer y escribir, y eso es peligroso. Leer libros lleva a los hombres al brasero, se decía, y a las mujeres a la casa llana, o sea que se emputecen. Para evitarlo debían de ser borricas e ignorantes. Pero en la familia de Cervantes existía la tradición de que las mujeres aprendieran a leer y escribir. Cervantes, que ha vivido en países musulmanes y en Italia, era un hombre con una mentalidad amplia, feminista antes de que existiera la palabra «feminista». Cuando él habla del matrimonio tiene ideas, se nota que tiene ideas avanzadas sobre la pareja.
–¿Había un miedo al libro?
–Lectura que no sea religiosa era peligrosa. Estaba prohibido que pasaran a América libros que no fueran de devoción, aunque luego llegara «El Quijote». Pero todo libro que no fuera devocional era sospechoso.
–Ese recelo ha existido hasta hace...
–La cultura abre los ojos a la gente. Tenemos unos planes de estudio calamitosos. Si enciende la tele, puede ver por donde se dirige el gusto del público a través de programas infames. Se mantiene al espectador apartado de la lectura y no se fomenta en él la cultura. Para fomentar la cultura se requieren políticos cultos, pero ellos conciben la democracia como una carrera de obstáculos, de autopromoción, como una manera de ganar las elecciones. La cultura es a largo plazo. Los frutos se recogen en la siguiente generación. Ningún político se preocupa de ello. Aquí para ser barrendero se piden ciertos estudios. Para ir de político a las Cortes no se te exige nada. El partido te coloca ahí. Hay políticos sin estudios ni nada.
–¿Hemos cambiado desde el siglo XVII?
–El alma humana no ha cambiado desde Homero. Un poema de amor de Safo tiene la misma vigencia hoy. Pero existe una evolución ética en la sociedad; y esa evolución ética no ha cuajado en España. Aún tenemos eso de la picaresca. Seguimos sintiéndonos unos listillos, intentamos engañar al Gobierno.
–Y también mucho ministro malo.
–Dentro de Europa, España es el país más desventurado en cuanto a gobernantes, tanto en el pasado como en el presente.
–¿Qué le parece lo de Cervantes?
–La labor del equipo científico es impecable. Me parece bien que se hayan buscado sus restos y se haya dado con esos huesos entre los que están los de Cervantes. El siguiente paso es el ADN. Y a mí no me parece mal. No va a ayudar a la obra de Cervantes, pero va a dignificar al autor.
–¿Cuántas veces habrán leído «El Quijote» los políticos que buscan su tumba?
–A los políticos les gusta hacerse la foto. Para ellos es importante. Es evidente que hay una instrumentalización política, pero mientras suelten el dinero...