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La detective descocada

larazon

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No son numerosas las novelas policiacas que utilizan la comedia y el humor como elementos esenciales del relato, un género ligero cultivado en la época clásica. En realidad, muchas de las novelas detectivescas de los 50 utilizan el sentido del humor, siguiendo a Dashiell Hammett en «El hombre delgado», comedia de enredos protagonizada por la pareja de detectives Nick y Nora Charles, a los que interpretaron en el cine William Powell y Myrna Loy. Hoy parece que las detectives abundan, especialmente en las obras escritas por mujeres, algo insólito a comienzos del siglo XX, cuando Anna Katharine Green publicó «The Golden Slippers» (1915), protagonizada por Violet Strange, la primera detective, punto de partida del libro de la australiana Kerry Greenwood, referente de «Una detective inesperada», primera de una saga que lleva ya veinte títulos publicados y dos temporadas de una exitosa serie de televisión.
Los locos años 20 lanzaron la imagen de la «flapper» emancipada que protagoniza por primera vez su propia vida. Vitalmente la representó Anita Loos, la autora de «Los caballeros las prefieren rubias», mucho más que Anna Katharine Green, que desaprobaba el feminismo y se opuso al sufragio de la mujer. Como una síntesis de ambas, el personaje de Phryne Fisher personifica con su desinhibida sexualidad la feminista declarada y sofisticada mujer de mundo. Una «it girl» que vive subyugada por el lujo, los coches, el jazz y la ropa de París.
El tono de comedia de enredos de la novela contrasta con las alusiones a la droga de moda, la cocaína, el aborto clandestino, el lesbianismo y el papel de las sufragistas en un mundo aún anclado en una visión machista de la vida. La originalidad de Greenwood es haber creado un personaje dinámico, como corresponde a la «flapper» que puso de moda Clara Bow en el cine del Hollywood, con su pelo «garçon», vestidos lujosos de Erté y comportamientos escandalosamente modernos. Como corresponde a una joven liberada, dispuesta a mostrarse impertinente con los poderosos y condescendiente con las clases humildes, aquí representadas por su criada y dos taxistas comunistas. Un cuarteto que protagoniza una aventura detectivesca en el Melbourne de los 20, en la que prima la anécdota social, una intriga de andar por casa y un tono ligero y humorística que la hace de fácil y agradable lectura.

Bambalinas «art déco»

«Una detective inesperada» tiene el sabor de la añeja «novela enigma», pero sin la complejidad de Agatha Christie. Aquí la posmodernidad ha hecho estragos y los años 20 son unas bambalinas «art déco» para escenificar la reivindicación de la mujer en el momento de su emancipación moderna. La aventura, como el misterio, son pretexto de este pastiche con menos suspense que pretensiones. Lo mejor, Phryne Fisher, tan descocada como la famosa hetaira griega Friné.