La ira de los justos

Frank, un profesor de historia jubilado que es la bondad personificada, asesina a dos jóvenes de 16 y 17 años que han torturado y matado a su perra Sofía para colgar el vídeo en internet. Óscar, un periodista de la vieja escuela, cree encontrar en él a su Perry particular, el hombre que le llevará a escribir una gran novela como hizo Capote en «A sangre fría». Ayudado por su amigo Tom, policía y confidente, comienza un acercamiento a Frank para escribir artículos de gran audiencia, pero el profesor le va a deparar sorpresas. Amilibia trata en esta novela un tema crucial muy difícil de entender, el de la crueldad gratuita. Abre dos interrogantes que están en el pensamiento de todos: cuál debe ser la respuesta y si nos hemos convertido en una sociedad sumisa que no sabe responder a los aspectos más sórdidos y cotidianos de la violencia. El protagonista de la obra, que empieza pareciendo una novela negra para convertirse en una de tesis, ha tomado una decisión que apuntala con sus lecturas: ha llegado el momento de dejar sentir la ira de los justos. Situada en un espacio indefinido y un futuro cercano al nuestro, el autor utiliza su experiencia en los medios para detallar su cuidada manipulación hacia los aspectos que más puedan atraer a las masas sin que importen las mentiras ni los daños colaterales. El retrato de personajes es lo mejor del libro. Magnífico, así por ejemplo, el Estadístico, que mide los niveles de aceptación de los lectores e indica con frialdad cuánto debe llorar una persona. Una radiografía amarga de una sociedad que parece haber perdido el norte.