Libros

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La memoria fecunda de un escritor

La memoria fecunda de un escritor
La memoria fecunda de un escritorlarazon

«Stop-Time», de Frank Conroy, (Nueva York, 1936 – Iowa, 2005) llega a nuestras manos editado por Libros del Asteroide y avalada ya desde la faja publicitaria de portada por David Foster Wallace: «Es probablemente el mejor libro de memorias literarias del siglo XX y uno de los libros que hizo que un servidor de ustedes quisiera convertirse en escritor». Sabiendo que Conroy dirigió el prestigioso taller de escritura de la Universidad de Iowa durante casi veinte años y conociendo la notoriedad de los autores que pasaron por sus clases podemos afirmar que este tomo, como asegura en la espléndida introducción Rodrigo Fresán, antecede y abre camino a los mejores libros autobiográficos de los últimos treinta o cuarenta años.

Conroy vuelve en estas páginas a los años de su infancia y juventud: la muerte del padre alcohólico y tiránico, la precaria nueva vida con su madre, su hermana y su padrastro, un hombre atractivo e inmaduro, con peregrinas ideas para subsistir, que hace que la familia se traslade a menudo de Nueva York a Florida y al contrario. Entre medias, los colegios, los amigos, las chicas y el salto a Europa, a Dinamarca y a París.

Durante todos estos años la precariedad le acompaña, como a tantos americanos con los que se cruza en sus constantes viajes y que constituyen un fiel reflejo de eso que conocemos como la América profunda. Frank va creciendo mientras contempla cómo se derrumban las personas, las casas y las relaciones y se va convirtiendo en un lector voraz: la lectura le protege de lo que le rodea «con una eficacia casi mágica».

La claridad y lucidez con que describe los cambios de la adolescencia o los sentimientos de la niñez son sencillamente magistrales: la sensación de pérdida en el alma de un niño que descubre el engaño de un profesor, el adolescente que comparte con un amigo «el estoicismo de los desesperados», el joven que se da cuenta de que es más listo que su madre.

Ante el psicoanalista

A menudo presenta los hechos como si estuviera en el sofá de un psicoanalista: «Estoy dormido en el sofá de la salita de estar...» y después desmenuza y analiza en profundidad esos hechos utilizando un lenguaje a veces sobrio y a veces de una belleza tal que incita al lector a subrayar y releer con frecuencia. «Stop-Time» es un libro imprescindible para un buen lector y también para quien sienta la necesidad de contar su propia historia porque, como han comprobado grandes escritores, enseña cómo recordar y cómo contar lo que se recuerda.