Crítica de cine

La «Ornella Muti» del destape

La «Ornella Muti» del destape
La «Ornella Muti» del destapelarazon

Mezclar en una novela a Wittgenstein con una actriz de la época del destape es como revolver el tiempo con el café. Tarea casi imposible, pero si se logra, el resultado puede ser tan espléndido como esta historia. Explicar los ingredientes, ya resulta sobradamente estimulante. Sandra Mozarovski fue una actriz de 18 años que hacía películas cutres con cierto encanto en las que interpretaba a doncellas inocentes, víctimas propiciatorias de las cintas de terror erótico o a prostitutas prototípicas. Pese a su juventud, «la Ornella Muti» del destape español rodó una veintena de filmes que simultaneaba con su trabajo como «chica de alterne» en una boîte de nuit de Paco Martínez Soria. La versión oficial de su presunto suicidio, tanto tiempo después, sigue siendo un «Expediente X» que hizo correr ríos de tinta: chica joven que riega unas plantas situadas en el suelo de su balcón, a las tres de la mañana y cae precipitada al vacío. No hubo atestado ni noticia de ambulancia alguna que trasladase su cadáver al hospital. La rumorología de la época se desató y aún no s eha despejado el misterio.

El «suicidio» de la actriz que «nunca fue Ofelia, ni Lady Macbeth, ni Hedda Gabler» le sirve a Usón para enlazarlo con su propia vida. Las dos eran contemporáneas y ambas eran chicas de clase media. Sandra, al menos oficialmente, se suicidó y la autora parece haber vivido obsesionada con la autolisis, hasta el punto de haber estado recluida tanto en psiquiátricos como en centros de desintoxicación. Pero de todos los ingredientes de esta historia, el más luminoso, la verdadera esencia del relato, reside en su madre. Prototipo de mujer víctima del franquismo, resignada con su propia existencia, que cuando se topa con el proceso de autodestructivo de su hija, saca del alma unas agallas sin medida. E, inesperadamente, irrumpe Pavesse –que dijo que todo suicidio es un homicidio tímido y Usón le enmienda al tacharlo de asesino, pues actúa con premeditación–.

Recordar a Camus

También llegarán Camus y Wittgenstein, quien, como la autora, fue un neurótico que vivió obsesionado por el suicidio toda su vida. Con los tres se dialogará en estas páginas. Autodestrucción, Transición en España, referentes intelectuales como espejo, verbalización de aquello que se debe silenciar, pinceladas autobiográficas, la madre que la parió dos veces... Usón es el faro de algo distinto en nuestra narrativa, porque sus libros se leen con ojos urgentes en tanto que introduce anzuelos imposibles de no morder y siempre plagadosa. Sin ser su mejor libro, es una grandísima novela.