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La risa, un asunto para tomarse en serio

larazon

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Scott Weems explica en el documentado ensayo «Ja» su origen y las razones de por qué el hombre se ríe
Seguramente, y como se ha dicho en muchas ocasiones, lo que nos diferencia del resto de los animales sea la risa o, más concretamente, la misteriosa capacidad y el don casi sublime que posee el ser humano para el humor. Puede decirse que ésta es, aun hoy, una de las funciones más complejas y discutidas del cerebro humano y que seguramente esté relacionada con el procedimiento más íntimo del razonar. No erraba Aristóteles cuando, algo poéticamente, consideraba que el alma humana no entraba en el cuerpo hasta que el bebé había emitido su primera risita. Y hoy sabemos, por la psicología del desarrollo, que los niños de menos de seis años son incapaces de distinguir el chiste de la mentira y que no alcanzan a identificar y usar correctamente la ironía y el sarcasmo hasta la pubertad: ficción, mentira, fabulación, chiste e ironía están mezclados en el origen del pensamiento abstracto. A la risa y al humor se dedica ahora un magnífico ensayo de Scott Weems titulado jocosamente «Ja», la ciencia de cuándo reímos y por qué. El autor, investigador de los procesos que provoca el humor en el cerebro, resume en la obra algunas de las aportaciones más interesantes de los estudios sobre el tema por parte de una serie de especialistas de la neurología. El humor es, sin duda, el signo de humanidad más profundo, y habría que empezar por decir que en la tradición científica la palabra procede del latín humor («fluido», traduciendo el griego «chymos», «jugo», «fluido»), que se refiere al temperamento en la famosa teoría humoral de la medicina hipocrática: luego pasó a designar el tipo de humor que marcaba la personalidad y, reduciendo su sentido, el temperamento jovial. Desde muy temprano el humor ocupó a los médicos y a los filósofos y hoy día ocupa a toda una escuela de neurólogos y psicólogos. Sus investigaciones, hábilmente resumidas y entrelazadas con ejemplos divertidos, nos ayudan a comprender mejor, a lo largo de estas páginas, la enorme importancia de la risa para el desarrollo de la personalidad y a asociar definitivamente el humor con la inteligencia.
Leclair y la nota discordante
¿Por qué es tan difícil entender qué es el humor e identificar sus tipologías? ¿Cuáles son los resortes y mecanismos que producen el placer de la risa al reconocer lo inesperado o lo paradójico? ¿Por qué el mero proceso de descartar soluciones falsas o incongruentes y reírnos del propio conflicto de ideas que se da en nuestra mente produce el placer del humor y, a la par, la satisfacción del raciocinio? A comprender, explicar y descubrir estas y otras cuestiones fascinantes se dedica Weems en un periplo que se remonta a los comienzos de la humanidad. Así, desde los monologuistas de comedia hasta la filosofía, de los chistes de mal gusto al humor más sofisticado, Weems pasa revista al objeto, funciones y finalidad de la risa en nuestra mente y cultura, llegando a fascinantes constataciones. Este libro nos recuerda la importancia del humor para los científicos y filósofos, desde Sócrates o Aristóteles a Kant, Wittgenstein o Freud. Este último, en su ensayo «El chiste y su relación con lo inconsciente», diferenció el chiste de lo cómico y del humor, atribuyéndole a éste como rasgo central la rebeldía placentera del yo contra la realidad y sus contingencias. Haciendo un resumen, podemos decir que la risa se configura como resultado del proceso de nuestro cerebro para enfocar la resolución de problemas mediante el conflicto de diversas soluciones posibles y contradictorias. En el origen parece que fue la sorpresa, que conduce al placer, como argumenta el autor aduciendo ejemplos de la música, como las sonatas para violín de Leclair, que incluyen notas discordantes, introduciendo nuevas tonalidades. Pero ya estaba este gusto por lo inesperado en los griegos, el llamado «aprosdóketon», argucia retórica y literaria. Y aun atrás, parece que todo se remonta un cambio en la química del cerebro, hace dos millones de años, cuando en la alimentación del Homo habilis se introdujo la carne. Según esta hipótesis, se debe a la dopamina, hormona y neurotransmisor que se relaciona con el comienzo en el ser humano de ciertos procesos sociales y cognitivos, la asunción de riesgos, la búsqueda de emociones físicas e intelectuales y el establecimiento de nuevas metas. Weems examina las tres fases que atraviesa nuestro cerebro al transformar la ambigüedad y la confusión en placer, provocando humor racional al dejar que las ideas compitan, discutan y se peleen entre sí. El humor se da en el disfrute de este proceso, por eso dice el autor que «la mente aburrida es una mente sin humor» y que el humor se relaciona con la producción de placer en el cerebro. También hay una edad óptima para el humor: la madurez, tras la pubertad y antes de la vejez.
Inteligencia artificial
La estructura del libro analiza desde su perspectiva científica –pero nunca exenta del humor que despliega en las variadas anécdotas y bromas que refiere– los procesos mentales que produce el humor, su repercusión en nuestra actividad social e intelectual y la finalidad que tiene en nuestras vidas. En la primera parte del libro, el autor se centra en qué es el humor y por qué unas cosas nos hacen reír y otras no. En la segunda, discurre por una suerte de teleología del humor, es decir, por la consideración de cuál es el propósito de que nuestro cerebro utilice este procedimiento. La complejidad de nuestro cerebro nos aleja de los ordenadores y de la inteligencia artificial. La tercera sección analiza las repercusiones éticas del humor y la razón por la que éste debería importarnos en la medida en que influye en nuestro bienestar físico, psicológico y social. Es un hecho demostrado que el humor mejora nuestra salud y supone un ejercicio riguroso del entendimiento que hace funcionar la mente más y mejor. Y nada más oportuno que un ensayo ameno y documentado sobre el tema como este de Scott Weems, pura divulgación científica de alta calidad, para disfrutar de un recorrido razonado por la esencia del humor.