Cultura

Crítica de libros

La sombra de Dan Brown es alargada

La sombra de Dan Brown es alargada
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Parecía superada la moda de las novelas de «intriga esotérica» con códigos indescifrables, biblias apócrifas, misterios ocultos y sociedades secretas que dominan el mundo, y, sin embargo, hete aquí que el rumano Igor Bergler se descuelga con el relato de una misteriosa Biblia encargada por el mismísimo Drácula a Gutenberg en Maguncia, en la que ocultó un código secreto que un brillante profesor de Princeton debe descubrir para impedir «el más terrible complot de la historia». «La Biblia perdida» sigue el catón de «El código Da Vinci» de Dan Brown y sus secuelas, que configuran el «corpus» de lugares comunes del subgénero de intriga esotérica posmo. El modelo parte de la novela gótica, pero su protagonista encuentra su plasmación en el profesor, científico y aventurero Nayland Smith creado por Sam Rohmer, enfrentado a la conspiración mundial del «Peligro Amarillo». Le acompaña el Dr. Petrie, pero el verdadero protagonista es el Dr. Fu Manchú, que sentó las bases de la intriga esotérica en 1912. De Nayland a Indi y ahora con el profesor Charles Barker no han pasado cien años. Bergler es un respetuoso revivalista que trata de recuperar, a través de la moda de las biblias apócrifas, los códigos indescifrables y las sociedades secretas, la novela de aventuras en su versión posmoderna.

Una visión que mezcla con liberalidad y sin ton ni son con personajes clásicos de la historia fabulados, como el Conde Drácula, con los clichés de los libros sagrados o mágicos, como la Biblia y el Necronomicón. La máscara de Fu Manchú, el santo Grial del antropólogo Indi y también de Robert Langdon, Profesor de Iconografía Religiosa en «El código Da Vinci», y la Biblia encargada por Drácula a Gutemberg en «La Biblia perdida», desafían el paso del tiempo, pues pertenecen a la misma genealogía de la intriga esotérica «New Age» de siempre. Así como la Orden Secreta controlada por el «Consejo de los Doce» es calcada de la misteriosa sociedad secreta del Priorato de Sion, los Caballeros templarios y el Opus Dei de «El código Da Vinci».

El club de los Trece

Todas parten de la famosa sociedad secreta de «los Trece» de Balzac, cuyo origen no es otro que la Masonería, y prosiguen con las conspiraciones de los antiglobalización y el húngaro George Soros, opuestos al «Club Bilderberg» y el capitalismo. Pero ¿quienes eran estos misterios «trece» prohombres por encima de la ley, triunfadores sociales, influyentes en la economía y la política y pertenecientes a la esotérica «Orden de los Devorantes», que los enlazaba con órdenes antiguas masónicas del tiempo en el que los cristianos reconstruían el Templo de Jerusalén? Los mismos que conforman SPECTRA de James Bond, los conspiradores de «El Ocho» de Katherine Neville y «Los Doce», herederos de los Gremios de Igor Bergler. La historia no se repite ni siquiera como parodia, pero la intriga esotérica sí. Y cuando lo hace bien resulta un relato apasionante y, cuando no, un delirio, como esta «Biblia perdida».