Ian Gibson

Lorca: regreso a la Quinta Avenida

Galaxia Gutenberg publica la edición definitiva de «Poeta en Nueva York»

Autorretrato de Lorca en Nueva York (1929)
Autorretrato de Lorca en Nueva York (1929)larazon

Muy poco antes de tomar el tren que lo llevaría a Granada y de allí a la muerte, Federico García Lorca se acercaba a las oficinas de la editorial Cruz y Raya, dirigida por José Bergamín. Con él llevaba un sobre que contenía buena parte de los manuscritos del entonces inédito «Poeta en Nueva York». Al no encontrar a Bergamín, le dejó una nota, tal vez su última carta conservada: «Querido Pepe: He estado a verte y creo que volveré mañana. Abrazos de Federico». No hubo ese mañana y el editor lo daría a conocer en el exilio, en 1940, en su sello Séneca. Sin embargo, el mismo poemario se imprimió en edición bilingüe en Nueva York, en W. W. Norton, con la traducción de Rolfe Humphries y con algunas variantes.

La subasta en 2003 del contenido del sobre dejado por Lorca, y que fue adquirido por los herederos del poeta, parecía cerrar un círculo que culmina ahora con la publicación de la edición definitiva de «Poeta en Nueva York». El volumen aparece en unos días en Galaxia Gutenberg bajo el cuidado del prestigioso lorquista Andrew A. Anderson.

Anderson comentó ayer a este diario que tenemos ahora «la primera edición moderna preparada bajo condiciones óptimas; al mismo tiempo, tenemos a nuestra disposición todos los textos que Lorca quería incluir, y también, si hay una duda acerca de algún detalle de las copias, también tenemos acceso a la gran mayoría de los primeros borradores de los poemas». Este original es clave porque, según el especialista, con él «podemos definir exactamente cuáles poemas entran en "Poeta en Nueva York"y podemos precisar exactamente dónde se sitúan dentro de las diez secciones» que tiene el libro.

Descubrimiento del jazz

El especialista también ha reconstruido la compleja historia de «Poeta en Nueva York», con curiosidades como que al propio autor no le gustaba mucho el hoy célebre título y que creía que se podía confundir con «Pruebas de Nueva York», de José Moreno Villa. Sería Pablo Neruda quien le aconsejaría que llamara al conjunto de versos «Introducción a la muerte», propuesta que aplaudiría el mismísimo Lorca. El trabajo del editor de la versión final no ha sido fácil. El conjunto de manuscritos depositados por el autor de «Yerma» en las oficinas de Cruz y Raya contiene apuntes y rectificaciones manuscritas. Probablemente Lorca habría seguido corrigiendo sus poemas de haber podido trabajar codo con codo con Bergamín. Éste y Norton realizaron cambios. La versión de Estados Unidos «se preparó a base de una copia mecanografiada del original; la copia se hizo bajo condiciones no idóneas, y no parece haber sido corregida por nadie. Humphries no tenía un dominio muy seguro del español, pero editó fielmente lo que recibió». La persona que pasó a limpio los textos para Bergamín fue Emilio Prados, que «tenía el original y la copia francesa "superior"y no tenía tantos reparos en introducir cambios en el momento de preparar el texto».

¿Cómo era el Lorca que llega a la ciudad de los rascacielos en el verano de 1929? Su biógrafo, Ian Gibson, recordaba ayer a LA RAZÓN que el poeta era en aquel entonces «un genio, no un cualquiera. Es verdad que se siente extraño por estar lejos de los suyos en Estados Unidos, pero sabe que será un triunfo su paso porque hay una base. Allí le esperan amigos como Ángel del Río o Philip Cummings. Además, descubre el jazz y a los negros, que tendrán un muy importante impacto en él. No es, como en ocasiones se ha dicho, una bajada a los infiernos».

Festival Federico

Lorca se trasladó a Nueva York con la excusa de aprender inglés, lo mismo que hacen muchos españoles. Nunca lo aprendió, como suele ocurrir. Pero, sin embargo, escribió una de las grandes obras de la poesía en español: «Poeta en Nueva York». Alrededor de ella, Acción Cultural Española, en colaboración con la Biblioteca Pública de Nueva York, alberga en Manhattan «Back Tomorrow: A poet in New York», que reúne, a partir del 5 de abril, manuscritos, cartas, documentos, como su pasaporte, y dibujos del proceso creativo del autor. Junto con la muestra se ha preparado un completo programa alrededor del poemario con la participación de figuras como Paul Auster o Patti Smith.