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Estreno

Los peligros de copiar a «The Wire»

Los peligros de copiar a «The Wire»
Los peligros de copiar a «The Wire»larazon

Para analizar «La entrega», del autor de «Mystic River», Dennis Lehane, se ha de partir del relato corto «Animal Rescue», origen del guión del filme de Michael R. Roskam, escrito por el propio Lehane, y del que, a modo de «tie-in», ha novelado con el mismo título de la película. El autor es un gran escritor de novela costumbrista criminal, con una extraordinaria capacidad para la creación de personajes cotidianos, como demuestra en las primeras páginas de «La entrega». Describe los mismos tipos fracasados, aburridos y sin esperanzas de sus otras obras, gente de barrio cuyos horizontes vitales no van más allá de sus miserables vidas. Antihéroes con tantas cicatrices que les impiden asumir su destino sin rencor. En «La entrega», el encuentro en la basura de un cachorro maltratado hace crecer en el protagonista la ilusión de un cambio, al modo de un renacimiento interior, lo que tratándose de un ser depresivo y repleto de traumas religiosos infantiles no puede ser más esperanzador.

Matones chechenos

Luego, como en todo relato criminal, aparecen unos matones chechenos que utilizan el bar donde trabajan los protagonistas para las entregas de dinero de las apuestas, epicentro de las transacciones mafiosas y ámbito donde los dos primos viven atrapados en ese invierno bostoniano tan frío y cruel como sus perspectivas de vivir fuera de ese agujero. Todo en este libro recuerda, por su lentitud y pormenorizada descripción del mundo de la vida del barrio y la pequeñez de la aventura cotidiana, a los capítulos de «The Wire», serie televisiva de la que Dennis Lehane fue guionista durante unos años.

Tres elementos literarios hacen de «La entrega» una interesante aunque fallida novela corta: los emigrantes irlandeses, el crimen arbitrario y el peso del catolicismo. En el mundo del suburbio, la iglesia católica es el eje que mantiene anclado al protagonista en la tradición más que en la moralidad de sus actos. Una iglesia que se disuelve lentamente hasta desaparecer del barrio a causa de la pederastia y la falta de dinero para afrontar el futuro evangelizador. En realidad, la venta del edificio de la iglesia es la mejor metáfora de la falta de orientación y carencia de espiritualidad del protagonista, de su incapacidad para aceptar que su fe tiene más de nostalgia de un pasado familiar perdido que del temor de Dios. Aspecto muy bien reflejado en esta novela criminal que deslumbra por su brillante prosa pero que, a su vez, acumula todos los defectos de un cuento alargado: carencia de una trama sólida y una intriga deslavazada, con tantas elipsis que hacen casi imposible entender qué se propone el autor y qué pasa por la cabeza de los protagonistas.

Hasta el twist final deja indiferente, no por inesperado sino por decepcionante. Como si Lehane siguiera enganchado al costumbrismo de «The Wire», a su forma de dramatizar las vidas suburbiales y al tipo de acción abierto y necesitado de un nuevo capítulo que aclare sus muchos cabos sueltos.