Literatura

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Mariano Peyrou da la nota

Mariano Peyrou da la nota
Mariano Peyrou da la notalarazon

Ya sea en poemas, piezas teatrales, entrevistas imaginarias, relatos o delirantes juegos verbales, Peyrou tiene una voz narrativa que dirige la batuta hacia la misma sinfonía y con idéntico timbre. Posee una voz innovadora y sabrosa en registros, que tiene una marcada atracción por el funambulismo, por el juego de equilibrios donde el alambre es la identidad del ser humano y, el abismo, la mirada que nos devuelven los que nos rodean, los otros...

Se estrena en el género con este volumen que nos habla de un compositor al que las cosas no le van nada mal. Se dedica a lo que quiere, disfruta de su pequeña cuota de éxito, está rodeado de gente que le estima e incluso tiene éxito con el otro sexo. No obstante, está malcontento; malvestido de sí mismo. Acaso porque los días de juventud se terminan, quizá por su condición de extranjero desarraigado, tal vez por la bipolaridad que padece... La cuestión es que Roberto Teyssier, que así se llama, es invitado a pasar un fin de semana en el campo, donde encontrará una galería de personajes que darán pie a diferentes situaciones y cavilaciones: sobre el rol del artista en la sociedad, la poca importancia que se le concede a la inteligencia, a la sensibilidad, a las mochilas tanto personales como familiares e incluso políticas...

Ya se sirvió de una agrupación de invitados en un espacio cerrado –al estilo «ángel exterminador»–, para abordar distintos temas, en su relato «La tristeza de las fiestas». Allí, estaban divididos por profesiones: cineastas, lingüistas, teóricos... y el narrador conversaba con unos y otros mientras buscaba a una mujer, pero, como en esta novela, lo que predominaba era la voluntad de hablar de los personajes, la forma en que interactuaban y su necesidad de comunicarse; sentirse entendidos.

Esta novela con ecos freudianos y flequillo ashberiano, posee un aire meditativo en el ejercicio de constante indagación en el lenguaje, así como la voluntad de recrear un espacio y un tiempo para situar a individuos entre esas cuerdas del ring para que interactúen. Así, el lector asiste al análisis de su comportamiento, al estudio de su identidad, a su necesidad de aprobación ajena... Imaginación, recreación, complicidad, ternura. Veremos fisuras, imposturas, vetustas moralidades, paradojas sobre los afectos, resquicios de la realidad humana, tan conmovedora como ridícula... todo aquello que damos y recibimos de los otros, en un inquietante ejercicio de ventriloquia.

Desarrollo económico

Es encomiable el compromiso de Peyrou con el idioma. Innovador, ácido, lúdico, lúcido. Desactiva con su verbo todos los lugares comunes de la prosa, hilvanando y deshilvanando todos los elementos que construyen cualquier realidad conocida. Su humor psicoanalítico fulmina todo tipo de puentes, desorbita realidades para ahondar en la profundidad del ser, y satiriza, al tiempo que nos sume en una melancolía abisal. Poeta ágil en sus ritmos, rico en ideas y dotado de una mirada que adjetiva el mundo, para trabajar lo real hasta mudarlo en ficticio.