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Nueva York entre fantasmas

Nueva York entre fantasmas
Nueva York entre fantasmaslarazon

Después «Apegos feroces» Vivian Gornick nos regala un nuevo libro poéticamente traducido por Raquel Vicedo, también de memorias y con intención testimonial. Con ojo de águila y oído atento demuestra una extraordinaria capacidad para captar voces, escenas y detalles de su entorno. Momentos en apariencia intrascendentes que con su estilo preciso cobran pleno sentido.

Vuelve a pasear por las avenidas y por los barrios en los que transcurrieron su infancia y su juventud: el Bronx, el West Side... Oímos las voces de la gente, nos confundimos con ellos, nos compadecemos y nos alegramos con ellos y, de nuevo, despliega toda su capacidad descriptiva para que el lector la acompañe en sus caminatas y perciba los mismos estímulos y sensaciones que ella siente. Es la autora quien camina sola, vagando sin rumbo o escoltada por un nuevo interlocutor, su amigo Leonard. Pesimista, sofisticado, culto y homosexual se postula como un contrapunto argumental para que lance sus consideraciones sobre el amor, la amistad, el misterio que envuelve a toda relación humana entre hombres y mujeres, entre personas del mismo sexo o en la relación más íntima: la que mantenemos de piel hacia adentro. Pero en el fondo se percibe una historia de fantasmas. Espectros del pasado y de Nueva York, hogar y protagonista.

La noción de «mujer singular», le llega a Gornick, tras retorcer –entiéndase de la forma más literaria– la novela de George Gissing «Mujeres sin pareja», en la que retrata a la mujer que huye del matrimonio porque no encuentra una unión de igualdad. El precio es la soledad, a lo que la autora se rebela para que no sea con negación erótica, ni vital, tampoco sin libertad creativa; eso sí, en una ciudad que acompaña a la mujer del título. Esa idea, sumada a la «mordedura» que le produjo la voz sincera de Philip Roth cuando comprobó que no tenía ni la más remota idea de lo que tenía que ver con el mundo femenino la arrastró a encontrar su propia singladura narrativa.

Como un rayo

Al caminar comprueba que la vida la atraviesa como un rayo. Es capaz de verse en la historia –y en la Historia–, en la cultura y en el mundo que le ha tocado vivir. Años atrás le ocurriría algo parecido cuando la daga del feminismo la arañara. Por eso decidió convertirse en una escritora de los pequeños y difíciles patrones de vida. A medio camino entre la reflexión y la memoria intelectual, estas páginas nos conducen a pensar que la vida es como cada uno la quiere ver, chejoviana o shakespeariana, tensa o épica. Nada se puede evitar, simplemente ocurre.