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Paco Roca, tras la huella de los españoles en la II Guerra Mundial

Publica «Los surcos del azar», obra basada en personajes reales
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Paco Roca, el personaje de su propio cómic, visita en «Los surcos del azar» (Ed. Astiberri) a un octogenario español exiliado en Francia. Miguel Ruiz, el anciano cascarrabias, es en las viñetas el nombre real tras el pseudónimo de un legendario combatiente canario, Miguel Campos. Y uno de los pocos supervivientes de La Nueve, la compañía española que combatió contra los nazis en la II Guerra Mundial y que entró antes que nadie en París. Eran tipos duros, curtidos ya en la Guerra Civil española, aguerridos, pero indisciplinados y conflictivos. A través de los recuerdos de Ruiz/Campos, Roca traza todo un ensayo de un episodio poco conocido de nuestra historia, que arranca con la huida de los republicanos vencidos en 1939. Aquellos jóvenes pasaron toda suerte de calamidades: alistados algunos en la Legión Extranjera o en el CFA, fueron recluidos en los campos de concentración saharianos por el Gobierno de Vichy, y, finalmente, con La Nueve encontraron la oportunidad de combatir. «Nadie quería a los rojos españoles. Se les tenía por revolucionarios en una Europa que aún trataba con ambigüedad el fascismo. Sólo la necesidad de De Gaulle de formar un ejercito para liberar Francia hizo que, a falta de suficientes franceses, echasen mano de los españoles y de otros extranjeros. Pero en la historia francesa postliberación no cabían los extranjeros. Francia había sido liberada por los franceses. En ese sentido, los chadianos, argelinos, pieds noir, polacos, alemanes, italianos, españoles... todos fueron olvidados», explica el autor. Roca juega deliberadamente a la ambigüedad en cuanto a su protagonista: Campos existió, sí. Pero, ¿y el Ruiz de su obra? «Raymond Dronne elogia a Campos en sus diarios de ruta. Dice de él que era un valiente y arriesgado combatiente al que le gustaba infiltrarse sólo entre las líneas enemigas. De hecho, su final es novelesco: desapareció después de una de estas misiones y su cuerpo nunca se halló. Un escritor anarquista de los 50, amigo de Campos, dice que no murió sino que desertó del ejercito francés para unirse a un grupo anarquista en Fez». Roca sigue esta pista en su obra, aunque matiza: «En la actualidad sólo quedan dos excombatientes de La Nueve vivos». Y añade: «La gran mayoría de ellos murieron en el exilio con la sensación de que, aun habiendo sido los vencedores de una guerra, perdieron en su lucha final contra el fascismo de Franco. Esto, unido al olvido oficial que sufrieron por parte de la historia, convirtió su pasado en algo doloroso que recordar».
Más que una novela gráfica, «Los surcos del azar» se convierte en un reportaje histórico, casi una crónica cuidada de hechos militares y de historias personales. «La documentación ha sido el gran reto de este proyecto –reconoce el dibujante–. Quería estar más cerca de un documental que de una historia de hazañas bélicas. No buscaba la épica, sino la credibilidad. Por eso era tan importante cuidar los detalles». Juan Rey le ayudó en el aspecto militar y Robert Coale, historiador en la universidad de París, le echó un cable para «separar la leyenda de la realidad». «Repetí muchas páginas por los comentarios de ellos».
Investigando en el pasado
Paco Roca (Valencia, 1969) ya había abordado el pasado en obras como «El invierno del dibujante», hermosa recreación de los años de esplendor y miserias de la editorial Bruguera. El autor de la aclamada «Arrugas» cree que «la novela gráfica puede tocar cualquier tema, pero es cierto que hay algunos como el biográfico o autobiográfico que se han convertido en un género dominante, al menos en España». Por eso, dice, «puede dar una visión más personal y sincera sobre acontecimientos que ha vivido o le han contado. Me interesan historias del pasado por su humanidad, que difícilmente encajarían en la industria del cómic convencional, más basada en la acción y en los personajes estereotipados».