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Siempre nos quedará Burgos

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  • La Razón es un diario español de información general y de tirada nacional fundado en 1998

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Quien fuera notable poeta de la generación de 1936, ensayista y memorialista de referencia, antifranquista de temprana hora a pesar de provenir del guerracivilista bando nacional, entregado agitador cultural, decidido europeísta e infatigable propagador de ideales democráticos, Dionisio Ridruejo (1912-1975), en fin, fue también un excepcional prosista, capaz de aunar una curiosa narratividad contemplativa con el mejor arrebatado lirismo. Buena prueba de ello es la conocida «Guía de Castilla la Vieja», que escribe entre finales de los años 60 y principios de los 70, publicada entonces por Destino y que actualmente reedita Gadir en seis volúmenes respectivos a cada provincia. Acertado criterio éste que da nueva vida a una obra singular de la que han aparecido las guías de Segovia y Soria, viendo ahora la luz la correspondiente a Burgos. Es evidente que ésta no es una guía convencional; por encima de su utilidad práctica resalta la voluntad de estilo literario, la proyección histórica de sus planteamientos, el paisaje integrado en una artística monumentalidad y hasta un sentido existencial del viaje como metáfora del itinerario de la vida. Entre sonoros topónimos, la detallada adjetivación de la naturaleza o la recreación de impresionantes parajes como los valles fluviales de las Hoces del Ebro, y emblemáticos referentes literarios como Vivar o San Pedro de Cardeña, estas páginas se constituyen en toda una experiencia lectora, donde el tiempo se detiene y se paladea un lenguaje sencillo y elaborado a la vez.
Ridruejo no se pierde en un esteticismo divagante, sino que evidencia la dureza de una realidad preindustrial de heroico bagaje: «Burgos se presentará, según la vayamos recorriendo, como un enorme relicario histórico que nos impondrá casi siempre la ilusión manriqueña de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. Es la idea que dejan los castillos en ruinas, los templos sobrantes, los pueblos venidos a menos». El presente es muy diferente, claro está, pero el testimonio de esta guía contribuye a la identidad de un imaginario nutrido, más allá de su geografía, arte, historia, tradición y literatura. Destaca la sensibilidad crítica aplicada, por ejemplo, a la singularidad del palacio de Saldañuela o al monacal ascetismo de Silos o Las Huelgas. Un idóneo prólogo de Manuel de Lope, así como numerosas y excelentes fotografías en austero blanco y negro, de Javier Santillán, completan esta definitiva edición, perfecta muestra de la mejor prosa viajera, evocativa y perdurable.

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