Polémica

Una violación y la pandemia amenazan a Neruda

La relectura feminista de sus poemas y la crisis de la Covid obligan a su fundación a pedir ayuda: “Necesitamos 1,1 millones de euros” para sobrevivir

Fotografía de un sector del interior de la Chascona, una de las tres viviendas que fueron propiedad del poeta y político chileno Pablo Neruda
Fotografía de un sector del interior de la Chascona, una de las tres viviendas que fueron propiedad del poeta y político chileno Pablo NerudaAlberto ValdésAgencia EFE

Los susurros de las olas del Océano Pacífico eran uno de los acompañamientos con los que el poeta Pablo Neruda (Parral, Chile, 1904 – Santiago de Chile, Chile, 1973) buscaba inspiración en su casa de la Isla Negra, un fragmento de la costa central chilena a 100 kilómetros de Santiago de Chile, donde el Premio Nobel de Literatura de 1971 escribió gran parte de su obra. El presidente de la Fundación Pablo Neruda, Fernando Sáez, ha dado la alerta este miércoles ante la falta de fondos para mantener vivo el extenso legado del autor de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”: “Estamos en una situación muy compleja”.

Si la Fundación Neruda no consigue 1,1 millones de euros para “respirar” este año, Sáez admite la posibilidad de verse obligados a cerrar las tres casas-museo de uno de los grandes autores de la literatura chilena en Isla Negra, en el puerto de Valparaíso y en el centro de Santiago de Chile a los pies del cerro San Cristóbal. La pandemia obligó a cerrar las puertas de las tres casas que Neruda construyó y remodeló, uno de los principales atractivos turísticos de Chile que visitaban cada año 350.000 personas. La entidad ingresaba cada año 2,7 millones de euros, el 95% por venta de entradas y productos de las tiendas y un 5% por derechos de autor.

Los hogares de Neruda, repletos de objetos como botellas con barcos dentro, pipas, mapamundis o minerales por su condición de coleccionista incansable, reciben solo el 15% de los turistas que les visitaban antes de la crisis sanitaria. La reapertura en septiembre del año pasado no ha conseguido aliviar la maltrecha situación financiera de la Fundación Neruda. Pese a ello, los esfuerzos por mantener vivo su legado han logrado que se retomen sus foros de debate y otras actividades gratuitas.

La relectura feminista de sus obras ha provocado un grave desgaste de la imagen de este poeta referente de la izquierda que murió el 23 de septiembre de 1973, doce días después del golpe de Estado del general Augusto Pinochet contra su amigo y presidente de Chile Salvador Allende. El feminismo denuncia que en su libro “Confieso que he vivido”, publicado un año después de su fallecimiento, Neruda describe una violación que perpetró contra una mujer “de la raza tamil, de la casta de los parias” entre 1929 y 1930 cuando era cónsul de Chine en Ceilán, actual Sri Lanka: “El encuentro fue el de un hombre con una estatua. Permaneció todo el tiempo con sus ojos abiertos, impasible. Hacía bien en despreciarme”.

La agresión sexual relatada por el propio Neruda es la única prueba de los abusos sexuales cometidos contra “la mujer más bella de la raza tamil” que cada mañana le cambiaba el cubo del bungaló donde hacía sus necesidades: “Sin mirarme siquiera, desapareció con su paso de diosa. Era tan bella que a pesar de su humilde oficio me dejó preocupado”. Neruda comenzó a saludarla “sin resultado” y le dejaba regalos “como seda o frutas” que ella siempre ignoraba “sin oír ni mirar”. Durante las protestas feministas contra la propuesta de nombrar Pablo Neruda al aeropuerto de Santiago de Chile, una pancarta lanzaba un dardo al autor en referencia al verso “me gustas cuando callas, porque estás como ausente”: “Neruda, cállate tú”.

Sáez considera injusto juzgar las actitudes y los escritos de Neftalí Ricardo Reyes, nombre real de Pablo Neruda, con la visión moral de nuestros tiempos: “Todo se saca de contexto y se mira como si hubiese ocurrido hoy”. La novelista chilena Isabel Allende hizo un llamamiento el pasado mes de enero a no cancelar ni sabotear la obra de Neruda: “Neruda confiesa que violó a una mujer y las feministas chilenas quieren eliminarlo. Una cosa es el hombre, que todos somos fallados, y otra la obra”.

La mala imagen que el feminismo comparte del poeta chileno está dificultando que la Fundación Pablo Neruda sobreviva a esta crisis financiera. Sáez explica que Neruda huía de la etiqueta de coleccionista y se definía como un “cosista” por su gusto a juntar piezas de diferente naturaleza. Sáez explica que “Neruda tenía una obsesión tal y como recolectaba todo lo que se le pasaba por la cabeza”. Sáez ha concluido: “Tenía un especial interés por el hábitat. Las tres casas son diferentes. Era parte de su obra y de su vida. Creo que pocos escritores o novelistas tienen un legado y un patrimonio tan curioso”.

Las esperanzas están puestas en que el nuevo gobierno del progresista Gabriel Boric pueda financiar a la fundación para evitar que se cierren las puertas del legado de Neruda. Sáez explica que no recibieron apoyo del anterior gobierno de Sebastián Piñera ni en “más de 40 puertas” del mundo empresarial. La Fundación Pablo Neruda mantiene conversaciones con la subsecretaría de Patrimonio y están a la espera de reunirse con la ministra de Cultura, Julieta Brodsky. Ante la amenaza de cierre, la memoria de Neruda sigue siendo pisada y palpada por los visitantes a estas tres casas-museo. Sáez confía en que los esfuerzos de las administraciones y la sociedad chilena logré salvar el legado de uno de los grandes autores de las letras chilenas, a quién Gabriel García Márquez describió como “el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma”: “No quiero pensar en el hecho de que se cierren las casas de Neruda”.