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Los 25 años en los que se silenció a Gonzalo Torrente Ballester

La Biblioteca Nacional rescata en una exposición a un autor que tras morir, en 1999, todos querían leerlo; luego, el olvido fue ganando terreno
Gonzalo Torrente Ballester fue uno de los gallegos más influyentes del siglo XX
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La Razón
  • Sofía Campos

    Sofía Campos

Madrid Creada:

Última actualización:

"Yo soy el hombre del que todos se olvidan". Fue el entrecomillado que dio título a una de las últimas entrevistas hechas a Gonzalo Torrente Ballester, recuerda Carmen Becerra, comisaria de una exposición en la Biblioteca Nacional que rescata la cambiante vida y obra del escritor gallego. Inaugurada este viernes, 'Gonzalo Torrente Ballester, la travesía de un creador' es un viaje por la vida de un hombre que transitó por el desaliento y la fama, y por la evolución de un escritor total, ya que también fue dramaturgo, periodista, guionista, ensayista y traductor.
Se propone un recorrido por los diferentes espacios vitales (Ferrol, Madrid, Pontevedra, Estados Unidos, Vigo, Salamanca...) del autor mostrando, mediante las múltiples y heterogéneas piezas cuidadosamente seleccionadas, una singladura vital en continuo tránsito y los frutos humanos, intelectuales y artísticos que se gestan y desarrollan en cada una de esas etapas.
El académico Darío Villanueva y la profesora de Literatura de la Universidad de Vigo Carmen Becerra comisarían esta muestra que a través de cinco etapas, desde 1910 a 1999, la vida de Torrente Ballester, ofrece una panorámica prolija en fotografías y documentos.
En el acto de inauguración, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha recordado que tuvo la oportunidad de conocer al "universal escritor" y que mantiene una "buena relación" con sus hijos: "Don Gonzalo era simplemente don Gonzalo, era cercano, era amable, tenía una inteligencia brillante, despierta y era un conversador culto como pocos ha habido en este país".
Mañueco ha subrayado que Salamanca acogió "con sumo gusto" al escritor en el último tramo de su vida, por lo que es recordado cariñosamente en lugares como el Café Novelty de la Plaza Mayor, donde una escultura le recuerda, y también en otros rincones de la ciudad, como la biblioteca que lleva su nombre. "Tanto desde Salamanca como desde Castilla y León le vamos a considerar siempre como uno de nuestros hijos adoptivos más universales e ilustres", ha añadido el presidente, convencido de que contribuirán a ello los "fuertes lazos" existentes entre Galicia, su lugar de origen, y Castilla y León, de acogida.
Enriquecen la exposición detalles que acercan su figura: el magnetofón con el que al final de su vida, debido al deterioro de la vista, grabó algunos de sus textos; fotografías del propio Torrente que ilustran su pasión por la cámara; su afición al té (hizo una colección de cientos de teteras). O extractos de los borradores de quizá su novela más prestigiosa, 'La saga/fuga de JB', papeles embarullados por tantas anotaciones, añadidos y hasta dibujos.
Una imagen de grandes dimensiones de un Torrente Ballester de edad avanzada, delante de escaleras hacia arriba y hacia abajo, da la bienvenida al visitante. Es una foto introductoria, ha destacado Becerra durante la presentación, porque ese cruce de escalinatas reflejan las repercusiones ascendente y descendente del escritor gallego.
Ferrol, primera parte de la exposición, en donde nació Torrente Ballester, enseña una época de iniciación: el gallego quería ante todo ser dramaturgo. "Ninguna [de las obras que escribió entonces] se estrenó", ha apostillado la comisaria. Oviedo fue el lugar de formación del Torrente universitario y del Torrente periodista; empezó a cultivar la crítica teatral y firmó artículos de temática social. Por entonces empezó a ejercer como profesor de historia en distintos institutos, una profesión que no abandonaría y que llegó a referenciar como su "verdadera vocación".
Madrid fue la ciudad en la que Torrente Ballester se relacionó con el falangismo, en la estela de Dionisio Ridruejo, a quien admiró, y en la que alternó su puesto de docente en la Escuela Naval con incursiones en la crítica teatral para el diario 'Arriba'.
Coqueteó con el cine gracias a diversas colaboraciones con José Antonio Nieves Conde. Suyo es el guión de "Surcos", la punta de lanza del neorrealismo español de mediados del siglo pasado.
Fue también la época del distanciamiento del falangismo. La adhesión de Torrente Ballester al círculo de intelectuales que se enfrentó al franquismo por el tratamiento que estaba dando a los conflictos laborales de la época selló la ruptura en 1962.
Volvió a Pontevedra dos años después. Era todavía un escritor sin el reconocimiento deseado. Pero en Galicia, estos años, es "feliz" como profesor y motor cultural de la ciudad, ha recordado Becerra. Como la vida y obra de Torrente estuvo siempre de mudanza, decidió viajar a Estados Unidos en 1966 par dar clases de literatura española en Albany, EE UU.
Aprovechando la ocasión, el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, también ha querido reivindicar la figura del autor como "uno de los escritores más destacados de la literatura española del siglo XX", con un legado que "es necesario poner en valor y promover entre el conjunto de la sociedad". También ha remarcado la importancia que la Galicia natal del autor ferrolano tuvo en su obra con la presencia de la ironía, la mitología o alusiones a tradiciones orales de la comunidad gallega.
Desde los 70 del siglo XX, primero en Vigo y luego en Salamanca, la gloria acompañará a Torrente Ballester. La emisión de 'Los gozos y las sombras', en 1982, en TVE, le convirtió en celebridad: publicó casi sin descanso y recibió numerosos premios (Príncipe de Asturias, Nacional de Narrativa...).
Al final de la exposición queda el Torrente "más humano" y un escritor culto, experimental y divertido. Afirma Becerra: "Murió en 1999. Durante los dos años siguientes, todo el mundo quería leerlo. Luego, el silencio se fue haciendo. Este 2024 es el 25 aniversario de su fallecimiento, y hemos querido aprovechar la coyuntura para recordar su vida y obra. Es una muestra de reivindicación para seguir leyendo a Torrente en el siglo XXI".