¿Cáncer? ¿Veneno? ¿Una inyección letal? ¿Muerte natural o asesinato? El enigma alrededor de la muerte de Pablo Neruda parece la historia interminable. Cada vez hay más preguntas y pocas conclusiones, en un caso que ha obsesionado a estudiosos y expertos del autor chileno. Hace un año, en febrero de 2023, se arrojaba nueva luz al tema: peritos internacionales revelaban que la bacteria encontrada en los restos del Premio Nobel "estaba en su cuerpo en el momento de su muerte", lo que demostraría que fue "envenenado" doce días después del golpe de Augusto Pinochet en 1973. Así lo explicaba su familia a Efe, asegurando que "sabemos ahora que el 'clostridium botulinum' no tendría por qué haber estado en la osamenta de Neruda. ¿Qué quiere decir eso? Que fue asesinado, hubo intervención en aquel año por agentes del Estado", reclamaba su sobrino, Rodolfo Reyes. Un año después de estas sorprendentes acusaciones, un tribunal de apelaciones de Santiago de Chile ha ordenado reabrir la investigación sobre la muerte del poeta chileno. La primera Sala del Tribunal de alzada ha decidido de forma unánime revocar una resolución previa en la que se archivó el caso, de la mano de la magistrada Paola Plaza, alegando para ello que la investigación "no se encuentra agotada", ya que existen "diligencias precisas que podrían aportar al esclarecimiento de los hechos". "La unanimidad del fallo es un espaldarazo a nuestra apelación (de reapertura del caso). Hemos conseguido quitarle la lápida que querían ponerle a esta investigación. Llevamos 14 años peleando por esclarecer la muerte de Neruda", reivindica a Efe Elizabeth Flores, abogada de la familia. En concreto, y en principio, solicitan realizar un nuevo peritaje caligráfico del certificado de defunción extendido por el médico Roberto Vargas Salazar, así como un análisis de los resultados publicados en 2017 por expertos de las universidades de McMaster y Copenhague, según recoge el diario "La Tercera". El tribunal, además, ha citado a declarar a Peter Kornbluh, archivista y analista especializado en la injerencia estadounidense en el golpe de Estado del 73, y al ex director de Sanidad del Ejército Eduardo Arriaga Rehren, condenado en 2017 a 20 años de cárcel por homicidio. La Justicia chilena ha determinado que Arriagada tendrá que comparecer para explicar "su trabajo de inteligencia en base al 'costridium botulinum'" y exponer "sucesos idénticos por los que fue condenado" por la muerte del militante comunista Archibaldo Morales Villanueva, locutor y colaborador del diario "La Región" que falleció en la cárcel de San Fernando. "Es muy importante esta decisión porque ratifica nuestras denuncias y nuestros antecedentes respecto de que, en el contexto en que se produce la muerte, hubo intervención del aparato de terrorismo de Estado de la dictadura cívico-militar", declaró a Efe Juan Andrés Lagos, encargado de Relaciones Políticas del Partido Comunista chileno. El autor de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada" falleció el 23 de septiembre de 1973 en la Clínica Santa María, en Santiago, un día antes de exiliarse en México. La tesis del envenenamiento fue planteada públicamente por primera vez por el chófer y secretario personal del poeta, Manuel Araya, fallecido en junio del año pasado y una de las últimas personas que le vio con vida. Su testimonio fue la base de la denuncia que presentó el Partido Comunista -apoyado por parte de la familia- y que en 2011 dio origen a la investigación que ahora debe reabrirse. "La verdad tarda en llegar, pero lo está haciendo de a poco. Es un gran logro en la justicia que llevamos pidiendo desde hace años para mi tío Pablo", apuntó por su parte a la agencia citada Rodolfo Reyes, querellante y sobrino del poeta. La investigación, que ha contado con la participación de tres paneles de expertos internacionales, sufrió en vuelco en 2017, cuando el segundo grupo de especialistas desestimó la versión oficial que apuntaba al cáncer de próstata como causa de muerte y encontró el mencionado "clostridium botulinum" en una muela del poeta. La incógnita, sin embargo, sigue siendo de qué forma natural o intencionada se habría introducido en el cuerpo la toxina botulínica, que también suele encontrarse en alimentos enlatados mal preservados. Manuel Araya, chófer y asistente personal de Pablo Neruda, ha desmentido en reiteradas ocasiones la versión de que el motivo de su fallecimiento se debiera a un cáncer de próstata avanzado, como se apuntó en las primeras hipótesis, y ha asegurado que fue asesinado durante el régimen de Pinochet. Según Araya, el poeta recibió una "inyección mortífera" por parte de agentes del régimen mientras se encontraba en la clínica Santa María, el mismo centro en el que murió nueve años después y en extrañas circunstancias el expresidente Eduardo Frei.