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Literatura
Ken Follett explica el por qué de Stonehenge
El escritor presenta en Londres «El círculo de los días», su nueva novela que saldrá en España el 23 de septiembre

Ken Follett considera que una buena novela empieza con una pregunta. En este sentido, la arqueología ha podido responder parcialmente al «cómo» se construyó Stonehenge, el monumento prehistórico más antiguo de Europa oeste. Pero la gran incógnita sigue siendo el «por qué». Y esa ausencia de certezas se convierte en el terreno más fértil del nuevo libro de un narrador que ha hecho del rigor histórico su sello.
Hay pocos autores capaces de moverse con la misma soltura por escenarios tan dispares como los pasillos del poder en la Guerra Fría, la Edad Media o la mismísima Prehistoria. Pero si existe un terreno literario que Follett no pueda conquistar, todavía no lo ha encontrado. Tras vender más de 198 millones de ejemplares en todo el mundo, el escritor galés publica el 23 de septiembre «El círculo de los días», una epopeya que traslada al lector a 4.500 años atrás para adentrarse en uno de los grandes misterios de la humanidad.
El autor de «Los pilares de la Tierra» admite que la chispa de esta historia surgió casi por casualidad. Mientras leía «How to Build Stonehenge», un ensayo del arqueólogo Mike Pitts, empezó a imaginar las vidas de aquellos hombres y mujeres que, sin rueda ni animales de carga, lograron transportar megalitos de varias toneladas a través de kilómetros de llanura. «Me di cuenta enseguida de que tenía una novela», confesó ayer al presentar su obra.
La novela gira en torno a tres personajes. Seft, un joven tallador de sílex que sueña con escapar del yugo familiar; Neen, la muchacha a la que ama y que le ofrece una vida mejor; y Joia, la hermana de esta, una sacerdotisa visionaria que imagina un monumento colosal capaz de unir a tribus enfrentadas. Su destino se entrelaza con las tensiones de una sociedad dividida entre pastores, agricultores y habitantes de los bosques, marcada por la violencia, la sequía, la desconfianza mutua. «Es, en el fondo, una historia sobre ambición, amor y guerra», señala el autor que introduce, por primera vez, una relación entre dos mujeres.
No es casual que muchos críticos ya comparen esta obra con «Los pilares de la Tierra». Si en aquella saga se narraba la construcción de una catedral medieval, aquí Follett recrea otro proyecto imposible que requirió de un titánico esfuerzo colectivo. «Los detalles son completamente distintos», admite, «pero en ambos casos se trata de contar cómo una sociedad entera se une para lograr algo extremadamente difícil». «Me gusta escribir sobre gente ordinaria haciendo cosas extraordinarias», añade.
El escritor insiste en que, aunque resulta imposible conocer la mentalidad exacta de un hombre de la Edad de Piedra, lo esencial de la condición humana permanece inmutable. «Siempre queremos enamorarnos, triunfar, alimentar a nuestros hijos. Lo que cambia es la forma en que tratamos de conseguirlo», matiza. Por eso sus personajes prehistóricos, pese a vivir en un mundo sin escritura ni números más allá de las partes del cuerpo, resultan tan cercanos.
Follett se muestra especialmente orgulloso de Joia, la sacerdotisa, «porque es audaz, comete errores, pero nunca se desanima». Y reconoce haberse divertido con Stam, el villano de la historia, «que sufre una muerte horrible». La elección de los nombres, por cierto, responde a pura invención: «No ha sobrevivido ninguno de esa época, así que busqué palabras que sonaran verosímiles».
La documentación, como siempre en su obra, fue exhaustiva. Viajó a Stonehenge y a West Wood, donde se extrajeron muchos de los bloques, y asistió a demostraciones de talla de sílex. Descubrió, por ejemplo, que la única industria de la época era la minería de piedra, ya que sin metales toda herramienta debía fabricarse a partir de un pedernal afilado.
“Siempre cuido de no violar ningún detalle histórico. De ahí que el primer borrador de mis novelas se lo mande primero a expertos en la materia. Nunca cambio fechas, batallas o nombres de reyes. Pero si algo es desconocido, me dejo llevar por la imaginación», detalla.
A sus 76 años, Follett sigue escribiendo con la misma energía que cuando publicó en 1978 «La isla de las tormentas», el thriller de la Segunda Guerra Mundial que le dio fama internacional y un premio Edgar. Desde entonces ha saltado del espionaje al drama histórico, pasando por pandemias modernas como la que imaginó en «En el blanco». Su secreto, asegura, está en escuchar historias y contarlas con emoción.
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