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Polémica
¿Leer es sexy?
María Pombo aviva la polémica sobre si los libros nos hacen mejores. Escritores y editores responden a la «influencer», que ha conseguido que la literatura esté en la conversación

María Pombo se compró una estantería. ¿De Ikea? No lo creo, pero no viene al caso. Presumió de ella en Instagram, y un seguidor, después de alabar la belleza del mueble, le afeó que no estuviese lleno de libros. Entonces, la «influencer» aprovechó para responderle abiertamente: «Creo que hay que empezar a superar que hay gente que no le gusta leer, y encima no sois mejores porque os guste leer». Dicho esto, soltado este «facto», se montó la monumental. ¿Quién le iba a decir a la Pombo que, a raíz de sus palabras, como si fuese un nuevo debate bizantino sobre el sexo de los ángeles, la España cultureta –de la peña socio-cultural «El choco lector», de Ayamonte, al hall de la casa-museo Salvador Dalí, en Cadaqués– se enzarzaría en la polémica de si leer nos hace o no mejores cual si no hubiese un mañana?
Aunque algunos, como es el caso de Raquel Peláez, autora de «Quiero y no puedo: una historia de los pijos en España» (Blackie Books), consideran que se trata de una polémica buscada por la propia «influencer» para estar en boca de todos: «Cualquier opinión evidentemente polémica lanzada por una ‘‘influencer’’, del tipo que sea la influencer, solo debe interpretarse como una estrategia de “engagement’’. Mi interpretación de esta declaración de María Pombo es que probablemente sus ‘‘stories’’ o su perfil está teniendo menos alcance y nada como hacer una declaración deliberadamente odiosa para elevarlo.»
Por su parte, la escritora Noemí Trujillo, autora de «Una noche de reyes» (Destino), considera que este es un debate «inútil», aunque, eso sí, comprende que haya estallado la polémica porque «creo que las palabras de María Pombo han herido la sensibilidad de muchos lectores». En su caso, asegura haber «aprendido a defender con uñas y dientes mi amor a los libros y no me gusta que nadie lo cuestione».
Tampoco le da mayor vuelo al asunto la autora de «El amor que pasa» (Destino), Care Santos: «Son curiosas las polémicas de internet. Cuánta polvareda por tan poca cosa», afirma, para, a continuación concluir que «en el fondo, esto solo va de respeto. Los lectores deben respetar a quienes no abren nunca un libro y tienen el valor de decirlo. Si hasta Daniel Pennac habló en sus derechos del lector del derecho a no leer. Y quienes no leen no hace falta que denosten los libros, vale con que digan que no son lo suyo. Y lo mismo si hablamos de comer sushi o de coleccionar botijos».
En la misma línea conciliadora va la opinión de José Moreno, librero gaditano y autor de «Gagarin o la triste certeza de viajar solo» (La navaja suiza): «Cada uno tenemos nuestras aficiones y nuestras cualidades, y pienso que ningunas son mejores que las del otro. Hay personas a las que no les gusta el marisco y otras a las que no les gusta mirar el mar. No pasa nada.»
Pero, eso sí, expone el dueño de «La Capsula»: «Lo que sí me parece importante es que las personas que leemos siempre nos sentiremos acompañadas y rara vez nos aburriremos. El aliciente de inmiscuirnos en otra historia será un refugio seguro. Si los no lectores tienen otras actividades con las que suplir la lectura, estupendo. Si no, la cosa sí puede ser preocupante».
Bien. Pero, un momento, ¿qué piensan de este guirigay los editores? Le preguntamos a Belén López, directora editorial de Planeta: «Este debate ha sido muy comentado entre editores, y nos parece positivo que se hable de la lectura. Los datos del barómetro y nuestros propios estudios señalan un aumento del índice de lectura en los últimos años, especialmente entre los jóvenes, que hoy comparten sus lecturas en redes sociales, clubs de lectura y firmas. A ello se suman los estudios científicos sobre los beneficios cognitivos y emocionales de leer, que refuerzan esta tendencia. Estamos en un buen momento para la lectura en España y quizá por eso las palabras de María Pombo han generado tanto eco. En Planeta tratamos de acercar libros a todo tipo de públicos. Puede que ella aún no haya encontrado esa novela que te arrebata el alma, pero confiamos en que algún día lo hará y se sume al club», ea.
A librazo limpio
Vale, todo muy bonito, pero queremos un poquito de salseo, y el que abre fuego es el periodista Rubén Amón: «No sé si tener libros te hace mejor persona, no tenerlos tampoco te hace mejor persona. Pero lo que sí pienso es que la revolución de la imprenta de Gutenberg consistió en permitir que todo el mundo tuviera acceso a la sabiduría, y los libros no son el único camino a la sabiduría pero son los que más fomentan la capacidad de abstracción, el pensamiento y la sensibilidad».
«A mí me tranquiliza cuando voy a una casa y está llena de libros, me siento más arropado respecto a aquellas en donde no los hay –continúa el autor de «Tenemos que hablar» (Espasa)–. Y no sé cuántos libros tiene María Pombo, ni voy a decir que somos mejores personas los que leemos más, pero puede que sí seamos más inquietas.»
También opina que «leer no te hace mejor persona» Aurora Nacarino-Bravo, quien fuera editora en Planeta, pero ella, en cambio, sí expresa que «eso no significa que no te haga mejor en absoluto. A mí me hace mejor. Los periodos en los que leo más tengo más y mejores ideas para escribir un documento de trabajo, un ensayo o un artículo de opinión. Es lógico. No pensamos en el vacío; el combustible de las ideas son otras ideas. Cuestión distinta es si cualquier lectura nos hace bien: tengo claro que hay libros que adocenan como la peor película de sobremesa».
«Leer no nos hace mejores en un sentido moral y quienes lanzan sus lecturas a la cabeza de otros demuestran que leer no cura la estupidez. Para mí, leer no nos hace mejores personas, si acaso nos hace ‘‘más persona’’», quien esto piensa es Gonzalo Núñez, que publicó la novela «Los retratos desparejados» con la editorial Sr. Scott. Y abunda: «Estaría bien que socialmente se valorara más el deseo de leer y aprender, y en ese sentido entiendo a quienes critican a la Pombo. Pero he leído tales barbaridades contra ella que me alejan mucho de quienes santifican ‘‘per se’’ la lectura. Dios nos libre de esa clase de gente, que de los no lectores ya me libro yo».
Este está en sintonía con la editora en Deusto María Campos, quien parte de que no le tiene «ningún aprecio personal a María Pombo» pero se horroriza porque se están «metiendo con ella por decir que está ‘‘ok’’ que haya gente a la que no le guste leer y que leer no te haces mejor persona (en el sentido de superior a los demás). Si ella leyese y hubiera dicho lo contrario, que la gente que lee es mejor que la que no lo hace, ni cotiza que la estaríais tachando de clasista capacitista negacionista de la ignorancia y ‘‘lowbrow hater’’». «Pensaba que la polémica tenía más fundamento, la verdad», resume esta editora murciana.
Aviva la polémica la hoy diputada nacional por el Partido Popular Nacarino-Bravo, que a sus palabras anteriores añade que «muchos de los que esta semana han desdeñado públicamente la lectura llevan años currándose un ‘‘feed’’ de Twitter o Instagram cuajado de libros y referencias culturales. Traducción: “No soy mejor que tú, pero soy mejor que tú”. La pose antielitista es a menudo otra cara del elitismo».
Y tú, lector, ¿eres «team Pombo» o eres «team Libros»?
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