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Barbastro, la diócesis que sobrevivió (por sorpresa) a un holocausto

Martín Ibarra Benlloch aborda la persecución religiosa sufrida por esta diócesis

Milicianos en Barbastro
Milicianos en BarbastroEd. San Román

Advierte Martín Ibarra Benlloch que escribir sobre la persecución religiosa «es hacerlo sobre aquellos que han intentado alcanzar la santidad y han tenido que sufrir una dura prueba». Y continúa este doctor en Historia enumerando los muchos tipos que existen de ella: económica, reduciendo al objetivo a la pobreza; social, condenando a la marginalidad; política, mediante calumnias; y sangrienta, donde aparecerían los mártires. «Pero no podemos pensar que solo la han sufrido los mártires. También los confesores de la fe, los edificios sagrados, los archivos parroquiales, ¡la Sagrada Eucaristía!». De esta forma entra en materia el libro que edita San Román, Barbastro, una diócesis mártir, y en el que el historiador se adentra en la diócesis martirial por excelencia de España. «¡Murieron casi todos sus sacerdotes diocesanos!», clama de este «auténtico holocausto» en el que el martirio fue común al obispo, a los religiosos y a muchos laicos. «Persecución sufrieron los maestros durante la República (...) los periodistas católicos, los obreros y patronos, los que iban a Misa, los que deseaban una educación católica para sus hijos».

Ibarra Benlloch trata en este volumen a una pequeña diócesis, la de Barbastro (de menos de 35.000 habitantes), en la zona Norte de Aragón, que llevaba décadas al borde de la extinción, desde que se suprimiera en el Concordato de 1851. Sin embargo –se detiene el autor–, contra todo pronóstico «sobrevivió», pues «es donde se da la persecución contra la Iglesia Católica en España más tenaz y feroz». Sacerdotes mal pagados y menospreciados por su poca sabiduría humana sorprenden por su fidelidad hasta el martirio: «Nos emociona pisar donde ellos pisaron, rezar donde ellos rezaron, vivir donde ellos vivieron», firma.

La cárcel de Barbastro
La cárcel de BarbastroEd. San Román

La persecución en la diócesis de Barbastro-Monzón (1931-1941) y Diccionario de la diócesis de Barbastro-Monzón. Tomo I se convierten en las principales fuentes bibliográficas para este nuevo libro que supone una destilación de todo ello, «un resumen de lo más importante, con las explicaciones y reflexiones que el lector demanda», justifica el historiador de un volumen que va de 1931 a 1939, de los tiempos de la Segunda República a los supervivientes de la persecución». Se ciñe Martín Benlloch a la historia eclesiástica y no pretende mirar más allá: «No es una historia social, ni bélica, ni política, ni local». Lo que le interesa en su investigación es clarificar «lo relacionado con la persecución religiosa», añade quien asienta sus palabras sobre «la verdad y la libertad».

«El siglo XX ha sido llamado el siglo de los mártires cristianos, tanto de la Iglesia católica como de otras iglesias y comunidades eclesiales. Es cierto –sostiene–. Desde luego lo fue para España, con la mayor persecución religiosa sufrida hasta el momento desde su formación como nación. En medio de esta persecución se alzó la diócesis de Barbastro, pequeña de tamaño, escasa de fieles, con toda clase de problemas. La luz fue más fuerte que la oscuridad; la fortaleza triunfó en la debilidad. Es la demostración más evidente que la voluntad de Dios no se suele identificar con la nuestra, ni nuestros planes con los suyos», cierra.

  • Barbastro, una diócesis mártir. 1931-1939 (Ed. San Román), de Martín Ibarra Benlloch, 272 páginas, 20 euros.