Laila Ripoll recomienda “Tea rooms”: “Luisa Carnés era tremendamente humana, profunda y compasiva”
La directora del Teatro Fernán Gómez explica por qué le gusta la lectura de “Tea rooms”, de Luisa Carnés
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La dramaturga Laila Ripoll directora del Teatro Fernán Gómez, repone estos días «Tea Rooms», una adaptación de la novela de Luisa Carnés que también dirige y cuya lectura recomienda. Carnés forma parte, además, de la exposición “Las sinsombrero” en el mismo Centro Cultural de la Villa, sobre el grupo de mujeres escritoras de la Generación del 27. “Una sinsombrero atípica, porque viene de un estrato social distinto, de familia obrera, que había trabajado desde muy joven y es lo que refleja “Tea Rooms”, su pasado laboral en un salón de té de Madrid”, explica.
El público la está descubriendo ahora, ¿cómo le llegó a usted?
De casualidad, fue un regalo de cumpleaños, yo ni había oído hablar de ella ni. Tardé en leerlo porque tenía mucho atraso, pero fue un flechazo. Los libros maravillosos son aquellos que te cambian un poco la vida y a mí «Tea Rooms» me la ha cambiado. Enseguida vi la obra de teatro que había en ella.
¿Le fue difícil adaptarla?
No, porque es muy teatral en el mejor sentido de la palabra, está muy dialogada y sucede en un espacio único, los personajes están muy bien construidos y diseccionados y me resultó sencillo, lo estaba pidiendo a gritos.
¿Nos perdimos la mirada femenina de la Generación del 27?
Y muchas más, como vemos en el Festival de Almagro, que está recuperando autoras del barroco que ni sabíamos que existían. Hablamos de edad de oro y de plata, pero nos hemos perdido la mitad de la historia, el 50%, que poco a poco van saliendo y son una riqueza enorme para todos.
¿Ellas no podían ser artistas?
Lo tenían más difícil y por eso había menos, pero había más de las que creemos, así que es muy bonito recuperar y encontrar gente como Luisa Carnés porque tienen una manera de ver la vida y de contarla muy diferente, ponen el ojo en cosas que no lo ponen los hombres, como en «Tea Rooms», las protagonistas son muchachas en una confitería y cuentan sus cosas y la vida a través de ellas.
¿Cómo la definiría a la autora?
Una persona muy comprometida, con un punto de vista social y una tremenda humanidad, muy profunda y humana, compasiva, amable con sus personajes, incluso con los aparentemente más antipáticos, los entiende.