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Los escritores, en la gran Casa del Libro

Los autores celebran la longevidad de un espacio que sienten propio y del que están orgullosos
Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta, en la Casa del Libro
Luz Gabás, ganadora del Premio Planeta, en la Casa del LibroAlberto R. RoldánLa Razón

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Nada más inaugurarse Casa del Libro en el número 29 de la Gran Vía de Madrid, se convirtió en unos de los centros de reunión de la intelectualidad madrileña. El establecimiento se convirtió en referencia y lugar de encuentro de las personalidades clave de la cultura española, sobre todo escritores, que se acercaban a curiosear y adquirir las últimas novedades. Varias generaciones han visitado sus estantes. Casa del Libro fue su casa y así sigue siendo, como ratificaban ayer con su presencia de escritores de distintas generaciones en la celebración de su centenario.
Para Pedro J. Ramírez, «es parte de mi vida. Los que amamos los libros tenemos siempre como experiencia favorita en cuanto hay un poco de tiempo, ir a una buena librería como esta para comprar alguno, pero además están los muchos que descubres. A cualquier capital del mundo a la que voy no puedo dejar de visitar mi librería favorita y en Madrid y en Barcelona son la Casa del Libro». Para Nativel Preciado, esta librería tiene un valor sentimental importantísimo «porque iba a ella con mi padre cuando era niña, a tocar los libros, que era una cosa que no se podía hacer en otras librerías y, desde entonces, soy clienta, lectora y admiradora de esta casa».
Todos los escritores tienen una experiencia emotiva. Javier Sierra valora su capacidad de haberse mantenido abierta tanto tiempo: «que una librería cumpla 100 años en un país como este es todo un acontecimiento. Es importante, no sólo para los escritores y los libros, sino, sobre todo, porque evidencia que hay un relevo generacional entre los lectores. Son al menos cuatro generaciones y eso es maravilloso porque significa que está funcionando la transmisión del conocimiento, que es a lo máximo a lo que puede aspirar la cultura».
Otra de las grandes virtudes que señalan los escritores es la diversidad de oferta siempre sus estanterías, como señalan el psiquiatra Enrique Rojas. Su hija Mirian Rojas Estapé, también escritora de éxito, recuerda las visitas durante su infancia. «Cuando había una celebración, íbamos allí para regalarnos un libro. Nos dejaban hojearlos y elegir. Cuando volvíamos a casa de mis padres, nos ponían música clásica y leíamos. Cuando yo empecé a escribir, lo primero que hice nada más publicar fue venir a ver dónde estaba expuesto». Juan Cruz, además de periodista y escritor, ha sido editor, con lo que su vinculación con el establecimiento ha sido doble. «Creo que a este lugar le ha dado suerte, para cumplir cien años, dos cosas: el nombre, casa, y el apellido, libro. Teniendo estas dos cosas, ya se tiene todo».
Para Julia Navarro, «esta es una noticia de primera página en los periódicos, cuando se habla de crisis de lectura, que haya habido una casa como esta que sigue haciendo lectores es la mejor noticia». Algo que ratifica la Premio Planeta Luz Gabás, que manifiesta vértigo ante el acontecimiento, «porque cuando se inauguró esta casa, mi padre aún no había nacido, así que espero que mis nietos disfruten también de ella, será una grandísima noticia para la cultura. Los gobiernos cambian, pero Casa del Libro permanece». Que por muchos años, por lo memos, otros cien.

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