Por qué la natalidad es mayor problema que el cambio climático
Juande González publica «El malestar de las élites y la revolución de la Agenda», un revelador ensayo donde responde a los grandes retos que el ser humano debe afrontar


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Cayó el Muro de Berlín y cambió el mundo. Un pacífico hito que, en 1989, inició una época de sueños y discursos cuyas consecuencias hoy sufrimos. Juande González, licenciado en Administración y Dirección de Empresas, asesor político y escritor, define esa situación como «Pensamiento Pluto». «Es una ideología que es progresista, liberal y tecnocrática, y que en los 90 era el aire que respirábamos», define, «hundido el comunismo en Europa, el espíritu nos decía que el progreso era imparable y que llegaría con la tecnología, y que la globalización sólo tenía beneficios». No obstante, sostiene que pecamos de ilusos, siendo «el mayor error el olvidar que las ideas y la cultura importan mucho». El resultado contemporáneo es la disputada Agenda 2030, salpicada de dudas y que, asegura el autor, no responde a los grandes retos que debe enfrentar el ser humano actualmente. Ello lo analiza, profundiza y desarrolla en «El malestar de las élites y la revolución de la agenda. Ideología, moral y futuro de Occidente» (Sekotia), ensayo donde define las posibilidades del sentido común.
La sátira de los Monty Python fue en este sentido visionaria. A lo largo del libro, González toma escenas de «La vida de Brian» «para explicar unas ideas que se han vuelto dominantes. En su momento, la cinta fue polémica por su tratamiento del cristianismo, pero lo que más se recuerda hoy es su crítica a un cierto pensamiento progresista y posmoderno que entonces parecía cosa de cuatro friquis, pero que ellos conocían porque habían estudiado en Oxford y Cambridge», explica el escritor. Por eso, en su obra se refiere a la nueva izquierda posmoderna como aquel Frente Popular de Judea que en el filme se plantea dar a los hombres el derecho a parir... aún sin matriz. «Culturalmente, hoy nos domina ese Frente. El ministro de cultura podría ser John Cleese diciendo ‘‘¿qué ha hecho por nosotros la Monarquía Hispánica?’’», añade González.
Nos sentimos, añade, «como extranjeros morales, y para evitarlo es fundamental comunicar nuestros valores, qué hay para nosotros de bueno en la vida». ¿Qué le parece el mundo en el que vive? ¿Le gusta? ¿Se siente identificado con el debate público actual? Esas y otras preguntas son las que se desgranan a lo largo de estas páginas. Pero lo que verdaderamente se debería plantear como principal reto, matiza, «es desterrar esa idea tan dañina de que la moral es un asunto sobre el que no hay que discutir».
Ponernos de acuerdo
Asegura González que «lo woke, que es la versión más radical y desquiciada del progresisismo, está de retirada. Lo hemos visto en las elecciones americanas y en los últimos anuncios de Disney». En ese sentido, ¿qué nuevos relatos comienzan a imperar? «Los que no somos progres sentimos que la Agenda 2030 no está inspirada en nuestros principios, que es falsa. Debemos rebelarnos, por supuesto. A mí, y sé qué a mucha gente, nos parece que el principal problema que tiene el mundo es el colapso demográfico. La natalidad debería ser nuestro cambio climático», sostiene.
La familia y la nación: esos deben ser los pilares, opina González, de nuestra agenda política. Pero, para ello, es principal una unidad, intentar ponernos de acuerdo. «Si somos una comunidad, tenemos obligaciones los unos con los otros», continúa el autor, «es muy tentador acudir a conspiraciones o criticar a los progres, pero lo que debería interesarnos es saber en qué hemos fallado». Entonces, y fijándonos en «La vida de Brian», ¿deberíamos dejar el Frente Popular de Judea a un lado y unirnos a los disidentes? «Deberíamos preguntarnos qué es para nosotros el ser humano, expresar qué hace de la vida algo valioso. Solo así podemos lograr que nuestras ideas y principios tengan peso, e incluso condicionen lo que los partidos políticos hacen y dicen», concluye.