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Literatura argentina
Reynaldo Sietecase levanta a la "Kill Bill" del subdesarrollo
Con 'La Rey', el autor argentino ha completado un puzle aparentemente imposible al que iba añadiendo tramas muy dispares que han desembocado en una novela "violenta" y con toques de realismo mágico

Reynaldo Sietecase avisa de primeras: «La Rey» no es una novela policial, sino criminal: «Aquí no hay detectives ni comisarios. Solo una mujer a la que le ha pasado de todo y que luego sufre un proceso de empoderamiento». Es la carta de presentación con la que el escritor y periodista argentino abre la charla sobre su nuevo libro. Un trabajo «violento». «Sí, claro», dice sin esconderse.
El autor asegura conocer las claves para armar una obra de género negro: primero, «tener una buena obra»; y después, «que te muestre una sociedad. Debe situarte, contarte qué hace la Policía, las relaciones sociales, el nivel de impunidad, las costumbres...». Todo ese fresco compone el fondo de la historia. «En este caso», apunta, «como en muchas novelas sudamericanas, la clave está en el qué pasó y por qué. Al revés que en las tramas policiales estadounidenses o europeas, en las que lo importante es un caso concreto a resolver».

Con esos pilares, Sietecase se ha lanzado por primera vez con una historia en la que la protagonista es una mujer. «Es mi desafío: crear un personaje femenino potente». Una idea a la que fue sumando complementos, como que debía ser paraguaya. ¿Por qué? «No lo sé, se cruzó», asume. «Conocía a una persona que trabajaba en mi casa y era de esta nacionalidad. Y como periodista [que incluso llegó a aprender guaraní], era curioso por tirar de esa historia, aunque ni por asomo le pasó lo que a Blanca Rosa», su protagonista: una mujer que sabe «limpiar, coger y matar». Lo que sí unía las dos líneas, más allá del origen, era su residencia en Villa 31 (Buenos Aires).
Así sumaba elementos a un libro en el que el argentino también quería abordar «cosas horribles», como «la trata de blancas y el narcotráfico; se iba a levantar y a devolver cada golpe, como una ‘‘Kill Bill’’ del subdesarrollo».
Pero, pese a que el bosquejo estaba trazado, el viaje de Sietecase a Madrid para presentar «No pidas nada» (2018) incorporaría una pieza fundamental a la trama: del Museo de Ciencias Naturales, acompañado por su «buen amigo» Américo iba a sacar «un espejo negro impactante». Ante la confesión de su colega de que «aquí no se le da demasiada importancia», el escritor abrazó el objeto como el segundo plano sobre el que se desarrollaría «La Rey». «Me contó la historia de tesoro que se empleaba por los sacerdotes en los ritos aztecas y que se sigue utilizando para conectar con el inframundo».

Reynaldo Sietecase no cree en las casualidades. Por lo que entendió este espejo de obsidiana como una señal más, pues repasando la colección de piedras que se trajo de Chiapas encontró una de este mismo material.
Todo cabe en el papel y, guiado por Javier Cercas, el autor de «La Rey» se agarró con fuerza a una frase del extremeño: «La novela es un género sucio, admite cualquier cosa menos aburrir»; y a otra más, en esta ocasión, de su compatriota Tomás Eloy Martínez: ha dado forma a «una salchicha de ingredientes improbables, pero rica y digestiva».
«Me acerco a las religiones con mucho respeto, son fenómenos populares muy fuertes, pero me considero un ‘‘dudante”»
Además, en esa visita a la capital de España se dejó caer por la casa de otro amigo, Fidel, «que vivía en un barrio con muchos paraguayos», recuerda. «Todo eran señales». «Solo» tenía por delante el reto de unir a su protagonista con la pieza de obsidiana. «Ese era el gran reto», reconoce un tipo que, sin embargo, no hace mucho caso a las creencias sobrenaturales: «Me acerco a las religiones con mucho respeto, son fenómenos populares muy fuertes, pero me considero un ‘‘dudante”». Aun así, el autor reconoce que le gustaría encontrarse con sus seres queridos cuando fallezca, «o que el espejo negro funcionase».
Ese halo de misterio es el que, según el argentino, acerca esta novela al realismo mágico de América Latina. «Allí pasan cosas raras, como en todo el mundo, pero en Sudamérica, más. Por ejemplo: en todos los barrios hay gente que cura con las manos».
Literatura... y política
¿Y Milei es parte de esos fenómenos inexplicables? Se ríe antes de contestar: «Además de hablar de literatura, este viaje me lo paso hablando de Milei», bromea sin eludir la pregunta. «Nunca vi un presidente tan violento. Es un energúmeno; está preso de la ira. Un escritor peruano me dijo que ni encerrándose cinco meses en una habitación hubiera escrito un personaje como este». Aunque el de Palermo no está solo: «Trump también parece de ficción. Nos gobiernan personajes muy raros», sentencia el también autor de «Kamikazes: Los mejores peores años de la Argentina».
Y dicho esto, Sietecase se pone serio para afirmar que «Milei hizo algunas cosas radicales que había que hacer para terminar con la inflación». Aunque no por ello deja de estar «preocupado», agrega: «Soy muy crítico con el nivel de agresividad y con sus declaraciones homófobas. No sé hasta dónde puede llegar esto. El debate público está envenenado. Temo que vayamos hacia una deriva autoritaria todavía mayor. Todo el tiempo dobla la apuesta y no duda en agredir a la prensa. ‘‘No odiamos lo suficiente a los periodistas’’, dijo. Su objetivo es amedrentar, que no opines, que te lo pienses dos veces». Es por ello que el escritor reivindica que el periodista «pregunte y sea crítico siempre»: «Es momento para contar lo que pasa de una manera inteligente, sin entrar en el juego».
- 'La Rey' (Alfaguara), de Reynaldo Sietecase, 288 páginas, 19,90 euros.
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