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El libro de la semana

Sexo, infidelidades, amantes y novias en la Guerra Civil: así se amaba bajo las bombas

Un ensayo de Fernando Ballano estudia cómo eran las relaciones durante el conflicto, en el que algunos cayeron en la bigamia y algunas mujeres perseguían jóvenes cadetes

Baile de una pareja, al margen del conflicto bélico, que se vivieron durante la Guerra Civil Arzalia Ediciones

Hace poco más de diez años llegaba a las librerías un trabajo formidable en torno al Hotel Florida, diez plantas lujosas con mármol blanco y calefacción central, al lado de la Gran Vía. Un lugar, como relató Amanda Vaill en esa crónica de la Guerra Civil española, de «primera categoría situado en un vecindario exclusivo» que «se había convertido en un refugio para un grupo abigarrado y políglota de periodistas extranjeros, pilotos franceses y rusos, así como de una variada gama de damas de la noche». Por allí pasarán tres parejas: Hemingway y Martha Gellhorn; los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro; y Arturo Barea e Ilsa Kulcsar, encargados de la oficina de censura de Prensa extranjera de Madrid. Un rasgo común los unió: cada uno participa en la guerra diciéndose que una nueva vida –en contraste con la anterior, frustrante, o presidida por el peligro y la huida– es posible. Unas parejas que vienen como anillo al dedo para hablar de «Amor y sexo y la Guerra Civil Española», de Fernando Ballano, que cita a los autores que en su día estudió Vaill y lo hace de modo amenísimo, pues la combinación de conflicto armado con la vida amoroso-sexual de los españoles es poco menos que insuperable. Vaill aseguró que no pretendía realizar un libro de historia sino seguir las huellas de sus personajes, aunque acababa haciéndolo, y algo así consigue Ballano en una investigación que se aleja de partidismos e ideologías para conocer cómo podía ser una vida erótica en esos años.

Conductas y placeres

Ballano anticipa que no trata «las violaciones, que las hubo, por supuesto, y en ambos bandos, por tratarse de un delito, no de sexo placentero y más o menos libre y consentido, de acuerdo con los esquemas de aquella época. Este libro va de placeres y de conductas aceptadas en aquel tiempo, no de hechos delictivos».

Estamos ante un libro amable y curioso, único en la historiografía española, que no busca lo que dijo un bando u otro. «Nadie puede fiarse de lo que se dice sobre el enemigo u oponente político», concluye, consciente de que en una guerra la primera víctima es la verdad. «La única excepción será lo relativo a Azaña y Franco como muestra de cómo se utilizaba el sexo para insultar al contrario, ya que en la época la homosexualidad era un insulto». En efecto, por entonces, «la falta de “masculinidad” resultaba algo negativo para las derechas, y para las izquierdas; eran otros tiempos para todos…», prosigue el autor, que explica cómo ambos líderes políticos «fueron objeto de continuas alusiones a esa supuesta carencia de virilidad».

Mil y un testimonios y anécdotas hacen de este libro una sorpresa continua, que despierta sonrisas pese al contexto tremebundo de una contienda armada. Ballano habla de que, a pesar de todo, «seguía habiendo bodas, incluso más que antes», y que se dieron muchos casos de bigamia. «Unas personas se casaban por verdadero amor y otras, quizás solo por interés. Ya antes de la conflagración se hablaba mucho de las “cadeteras”, las jóvenes que, en los lugares donde había academia militar, pululaban por donde iban los cadetes, pues sabían que en poco tiempo serían oficiales con un buen sueldo fijo, posibilidad de hacer negocios… y, si fallecían en combate, les dejarían una suculenta pensión de viudedad. Con la guerra aumentaron los oficiales y los aspirantes a serlo, y las “cadeteras”».

Los hechos eran estos, ciertamente: en el bando rebelde las viudas recibían una pensión, en especial las de legionarios, suboficiales u oficiales. Por otra parte, «a los soldados movilizados que estaban casados los destinaron a los puestos menos peligrosos. Sus esposas recibían en vida del combatiente un subsidio para sustituir el salario del marido»; asimismo, las llamadas «cantineras» de los legionarios «pasaron en muchos casos de ser amantes a ser esposas para adquirir derecho a pensión si fallecía él». Un libro, pues, de usos y costumbres amatorias, sentimentales, eróticas y matrimoniales con el que ver por enésima vez la guerra española, pero con ojos nuevos en esta magnífica ocasión.

Sobre el autor

Fernando Ballano (Utrilla, Soria, 1956) es licenciado en Psicología y máster en Historia Contemporánea. Ha trabajado como profesor en el Bronx (Nueva York) y en Madrid; fue funcionario del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en Burundi y ha publicado diversos ensayos de divulgación histórica.

Ideal para...

los que quieran conocer la guerra sin drama. Como escribió Barea: «Cuando se espera la muerte, la vida se convierte en simple y clara. Se revisan los valores tradicionales y se desechan, se dejan caer como un traje viejo. Se siente el ansia de vivir no la vida anterior, de vivir la vida nueva, limpia y sincera».

Una virtud

Habla de figuras como Pasionaria, Alberti, Negrín, Hemingway, Millán Astray, Queipo, Largo Caballero o Picasso.

Un defecto

Nada que reprochar, pues habla el autor de infidelidades, queridas, novias, chantajes sexuales y el curioso fenómeno de las madrinas. Todo eso le lleva a hablar de cómo afrontaban los placeres los dos bandos, con pornografía, prostitución y en modalidades de autosatisfacción.

Puntuación

8/10