Academia de la Lengua
Luis Alberto de Cuenca achaca a "razones políticas" que no haya sido elegido académico de la RAE
Al poeta y filólogo, que fue secretario de Estado de Cultura con Aznar, la Academia volvió a darle con la puerta en las narices
El poeta y filólogo Luis Alberto de Cuenca, que fue secretario de Estado de Cultura durante el segundo Gobierno de José María Aznar, ha achacado a razones políticas que por segunda vez no haya sido elegido para ocupar un asiento en la Real Academia Española (RAE): "la gente tiene mucha memoria para el rencor", afirmó ayer en Valladolid.
A esa etapa, que desempeñó entre 2000 y 2004, achaca Luis Alberto de Cuenca (Madrid, 1950) el segundo intento fallido de acceder a la Academia de la Lengua hace menos de una semana en pugna con el arquitecto Luis Fernández-Galiano por el sillón 'o', que ha quedado vacante después de tres votaciones y trece votos en blanco.
La explicación de que no saliera entonces "fue por razones políticas; me pasó más factura al principio pero ahora también por lo que he visto, ya que trece votos en blanco son muchos", ha analizado antes de recordar que, pese a los dos rechazos, ganó las dos votaciones aunque no con los apoyos suficientes según el reglamento.
"Desde pequeñito quise ser académico pero ahora, ya de mayor, me he dado cuenta de que no lo voy a ser, así que de Felipe IV (dirección de la RAE) yo ya no quiero saber nada", explicó antes de comparecer ante los lectores en un acto de la Feria del Libro de Valladolid (FLV).
"A lo mejor también ha influido negativamente. En España el hecho de tener un premio importante genera envidia y cabreo: sólo se alegran los amigos", ha añadido este poeta, sobre la reciente concesión que le hicieron del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana.
Durante los días previos a las votaciones de la Academia de la Lengua, para la que ha reivindicado el empleo del gentilicio de 'Española' contenido en su acrónimo (RAE), "una serie de periódicos me hicieron entrevistas y eso debió sentar mal", ha abundado pese a defender el valor de la academia como "un observatorio de la lengua".
La Academia y el acceso a la misma "no estará politizada al cien por cien, en absoluto, pero lo suficiente para que no haya entrado yo", ha apostillado este poeta a quien su "no elección" le está "divirtiendo" y que goza por ello de un "excelente estado de ánimo".