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Planeta

Luz Gabás vuelve a desatar la fiebre del oro

La autora vuelve a saltar el charco: en esta ocasión, el escenario es la California de mediados del XIX

Además de escritora, Luz Gabás es licenciada en Filología Inglesa
Además de escritora, Luz Gabás es licenciada en Filología InglesaJavier Ocaña

Luz Gabás (Monzón, 1968), además de escritora, es una buena analista de la realidad. Todo lo que plasma en sus páginas no es más que una destilación de lo que lee, escucha y vive. Esta vez, como si hubiéramos retrocedido en el tiempo 200 años, LA RAZÓN comparte carreta con la autora. No falta ni el pañuelo ni el sombrero vaquero. El viaje es completo; y el escenario, el mismo que ya se vio en «El bueno, el feo y el malo», «Espartaco» o «La muerte tenía un precio»...: la Dehesa de Navalvillar, en Colmenar Viejo (Madrid).

Con el primer «arre» de Pedro, conductor de la diligencia y especialista de cine, Gabás ya da muestras de esa síntesis que hace de la realidad. «Ufff», resopla entre el crujir de las maderas, el chirriar de los hierros y el propio traqueteo del coche de caballos. El polvo que levantan las cuatro ruedas y los dos animales también ayuda a mimetizarse con lo que fueron aquellos «paseos» del lejano y salvaje Oeste. «Imagina estar así diez horas al día durante seis meses... Da que pensar». «Por suerte», celebra, «el trayecto no dura más de media hora». Lo suficiente para meterse en la piel de los personajes de su nuevo libro, «Corazón de oro» (editado por Planeta).

Una novela en la que Gabás advierte de primeras de que «esto no es un western», sino un «western revisionista» porque ofrece partes de la historia de la fiebre del oro que no se suelen conocer, como «el maltrato recibido por las comunidades chilenas, mexicanas e irlandesas o la violencia en los campos mineros»: «Es otra lectura aunque haya puntos en común. Bebe del género, de su estética. Representa todo ese mundo, pero el western hace una descripción amable de la conquista del Oeste y contiene héroes rudos y violentos que no encajan con Lorién. Mi héroe no es uno habitual. Tiene un corazón de oro en un contexto en el que hay racismo y codicia, luchas por el territorio y miedo ante los cambios», explica de este joven emigrante español tentado por el sueño americano.

Responsabilidad personal

Para la Premio Planeta 2022 («Lejos de Luisiana»), la novela tiene un mensaje –«si es que debe tenerlo», sonríe– de esperanza en mitad de la hostilidad. «Ahí, todos tenemos una responsabilidad», asegura antes de parafrasear a «El Principito»: «“No siempre se calla para guardar silencio, se calla para conservar la paz”. Se puede estar de acuerdo o no, pero, a veces, estar en paz es mejor que tener razón», aclara.

Lamenta Gabás que «la violencia está en todos lados» y pide bajar las revoluciones a nivel general y en Palestina en particular. «Lo estamos viviendo cada día. No hay que irse solo a Gaza. Lo vemos en todos lados. No entro en política, pero en términos generales, es que igual no se trata de tener razón, sino de conversar y entre todos continuar adelante. Ya sé que esto es un grito en el desierto, pero en algún momento alguien tendrá que empezar a calmar».

De este modo, la escritora se introduce en un Oeste en el que, señala, priman los sentimientos. En un repaso rápido, Gabás resume sus anteriores cinco novelas como «identidad» («Palmeras en la nieve»), «miedo» («Regreso a tu piel»), «pasión» («Como fuego en el hielo»), «adaptación a los nuevos tiempos» («El latido de la tierra») y «resistencia» («Lejos de Luisiana»); y para este «Corazón de oro» se reserva «la bondad»: «Cuando el oro desató la locura, el amor marcó el rumbo», presenta de una trama en la que Lorién estará en el centro de estas aventuras que encontrarán en Cynthia, una joven californiana, a su otra gran figura.

Aquellos españoles que viajaron a California

El español servirá así para acercarse a las historias de los españoles que viajaron a la California de mediados del siglo XIX para trabajar en ranchos o en minas. «Cada uno buscó, con mayor o menor éxito y de manera más o menos cuestionable desde la perspectiva actual, su modo de encajar en el territorio».

Así, el lector de la novela viaja desde Pasolobino –el pueblo ficticio del Alto Aragón de «Palmeras en la nieve»– de la mano de este joven de 20 años que se ve obligado a huir del tras verse involucrado en un suceso trágico; y se llegará hasta los asentamientos mineros en la cordillera Sierra Nevada, la emergente ciudad de San Francisco y los ranchos del valle de San Luis Obispo.