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Entrevista
Vicente Vallés: «Hay que sobrevivir a este mandato de Donald Trump»
Regresa a las librerías con «La caza del ejecutor», donde ha vuelto a anticiparse a la actualidad internacional en una trama que hace guiños a su primera novela

Vicente Vallés le tiene tan tomado el pulso a la actualidad que, antes de que esta se manifieste, él ya tiene escrito un boceto de lo que está por venir. En su anterior libro ya se anticipó a la invasión rusa de Ucrania y en esta ocasión, hace lo propio con las tensiones Rusia-OTAN en «La caza del ejecutor». Es una novela, sí, pero también advierte de que el que esté interesado «podrá encontrar algunas claves de cómo se mueve el mundo en este momento», asegura el periodista.
¿Es un libro que nace del contacto diario con la actualidad?
Actualidad e historia. Son asuntos que conozco bien. Lo que pasa es que en el proceso aprendes muchas más cosas de las que sabías.
¿Qué le ha descubierto?
Relato un episodio muy divertido de Mao Tse-Tung y Kruchev, que se reunieron en los años 50 en Pekín. Es una reunión que tuvieron en una piscina, una cosa muy surrealista y divertida.
Vuelve a anticiparse a la actualidad. Ahora, señala al corredor de Suwalki.
Ahí se desarrolla una buena parte de la historia: un punto débil tanto para la OTAN como para Rusia. Es una franja muy estrecha de terreno de la que dependen muchas cosas y justo las maniobras se desarrollaron ahí en estos días. No sabía que iba a ocurrir. Ahora, esto va a continuar. Es una novela de espías, pero también aporta una visión del mundo en nuestro tiempo.
¿El conflicto de Ucrania está enquistado?
Putin no tiene ninguna intención de acabar la guerra. Vamos a seguir asistiendo a matanzas y a provocaciones por parte de Rusia en territorio de la OTAN.
¿Qué debería hacer la OTAN?
Es una situación muy difícil, pero precisamente lo que está haciendo Putin es testar a su enemigo para ver cómo responden y su valentía. Es una táctica muy arriesgada porque un día se le puede ir la mano y pasará algo. Y ahí ya no sabemos en qué puede derivar el conflicto. Entiendo la dificultad de la OTAN para tomar una decisión, pero lo que no debe ocurrir es estar en un escenario de no decisión.
¿Pecan de inmovilismo instituciones como la OTAN, la Unión Europea o Naciones Unidas?
El problema que hay es que Estados Unidos no está dentro del sentir general. No tiene especial interés en enfrentarse con Rusia. Tras los drones, Trump dijo que seguramente había sido un error. Trump, ingenuo de él, se ha encontrado con que Putin no le hace caso. Le toma muy poco en serio.
¿Realmente quiere terminar con el conflicto o su objetivo es debilitar a Europa?
Está debilitando a Europa e intenta que derive todo su gasto a EE UU. Lo cual es legítimo salvo que te olvides de la OTAN, donde debe tener un papel principal porque es el país más importante.
«Echar a Israel de Eurovisión no creo que ayude, por desgracia, a la vida de los gazatíes»
¿En qué momento está Europa? Hay quien habla del fin de toda una civilización.
Yo no soy tan pesimista. Europa siempre ha sido algo muy difícil y sin embargo es un milagro que ha funcionado y que funciona con muchos problemas, pero siempre ha sido así. Hay que tener en cuenta que muchos de los países que forman la UE estaban a tiros no hace tantas décadas. Cuantos más países se han ido incorporando a la Unión más difícil ha sido gestionarla; y sin embargo, camina. Ha habido varios episodios mágicos, como cuando se estableció la ciudadanía europea; otro es Schengen, cuando se levantan las fronteras; otro es la creación del euro... Soy bastante optimista porque creo que ningún país tiene el incentivo de destruir la UE como proyecto, ni siquiera el Reino Unido, que se salió. Está intentando reanudar relaciones a un nivel altísimo; acuerdos incluso mayores que los que tenía cuando estaba dentro. Ellos mismos se han dado cuenta del error cometido. En Europa siempre ha sido difícil ponerse de acuerdo, y así sigue siendo, por ejemplo, con Gaza. En el caso de Ucrania la unanimidad ha sido bastante grande, si exceptuamos a Hungría y levemente a Eslovaquia. Es uno de los ejemplos de que es factible que en asuntos importantes pueda haber acuerdos muy mayoritarios en la Unión Europea para plantar cara, en este caso, a Rusia. La UE necesita reformas, como dedicarle más esfuerzos y más dinero a disponer de tecnología propia para no depender tanto de EE UU ni, sobre todo, de China. Ese tipo de cosas van a ser muy importantes, pero el milagro que surgió después de la Segunda Guerra Mundial sigue vivo y ojalá que siga mucho tiempo.
Decía que en los momentos «importantes» siempre ha habido consenso. Con Gaza no vemos lo mismo, ¿acaso no es importante para la Unión Europea?
Es importantísimo. Se está avanzando despacio, pero hay que ser comprensivo con diferentes países. Las circunstancias de España no son las de Alemania ni de Austria. Ellos siguen su ritmo y han dado pasos importantes. El canciller alemán es muy crítico con lo que está haciendo el gobierno de Israel, pero no está en el punto de romper la baraja ni de reconocer al Estado palestino. Eso frena tomar decisiones más intensas que seguramente la situación lo requiera, pero no creo que no se estén tomando decisiones para ayudar a los gazatíes por culpa de Alemania. Es Israel el que no lo facilita. ¿Cómo se hace? Es muy complicado. Con Rusia ha habido decenas de sanciones necesarias y eso no ha frenado la guerra.

En este conflicto no se puede negar a Pedro Sánchez su papel de altavoz en favor del Estado palestino, pero, ¿realmente existe el interés de ayudar o es una cortina de humo para que no se hable de otros asuntos?
Gaza por sí misma es un tema suficientemente importante como para que un gobierno de un país occidental se ocupe de ello. De ahí a convertirlo en el único asunto del que pretende hablar durante un tiempo es otra cosa. Puede conseguirlo durante una semana o dos, pero luego pasan cosas: el tema de las pulseras, por ejemplo; o los juicios a su hermano y a su esposa; o la pérdida de votaciones muy importantes en el Parlamento... Eso no se puede controlar desde el poder. ¿Está justificado ocuparse de Gaza? Absolutamente. Luego ya están las cuestiones más de detalle de pronunciar o no la palabra «genocidio». Eso son trucos políticos para apretar a la oposición.
Al PP se le ve incómodo.
Al Partido Popular los asuntos internacionales normalmente nunca le resultan cómodos; y además, tienen problemas para reaccionar con rapidez cuando algo les está empezando a perjudicar.
¿A dónde nos va a llevar este ambiente tan polarizado?
Hay mucha gente que ya está cansada, y es lógico. Un sector se cansa y otro se encrespa. Y ese nivel de encrespamiento es alimento para la polarización; lo que hace que las cosas vayan a peor.
¿Son útiles gestos como los de apartar a Israel de eventos internacionales, como Eurovisión u otras citas deportivas?
Es posible que esté justificado, igual que se ha hecho con Rusia, pero no creo que vayan a ayudar, por desgracia, de manera inmediata a la vida de los gazatíes, que necesitan algo mucho más urgente.
Entre las tímidas medidas tomadas, la UE sancionó a Israel con un arancel muy bajo. ¿Cómo se debió reaccionar a los aranceles de EE UU? ¿Quizá verle el órdago y haber mirado a Oriente?
Hay que mirar hacia todos los sitios; también hacia China, pero con muchísimo cuidado. Entiendo las críticas hacia los negociadores europeos con Trump, pero también entiendo los motivos por los cuales se ha negociado así: no es realista a largo plazo romper con EE UU en ninguna materia. Se debía haber plantado cara, pero no ir más allá. No van a tener este gobierno eternamente. Hay que sobrevivir, entre comillas, a este mandato de Donald Trump.
«Putin está testando la valentía de la UE, pero algún un día se le irá la mano y pasará algo»
Pero cada vez tiene más seguidores dentro y fuera de su país.
Los tiene, pero no quiere decir que nos entreguemos a él. Ha atacado a la ONU, a la UE, dice que ha terminado con siete guerras, cosa que es falsa... Vive en su mundo. No hay ningún freno en Trump.
¿Hace temblar la democracia?
Hay que tener un cuidado superlativo con las cosas que se hacen y dicen. La extrema polarización que se ha generado con Trump está siendo replicada en los países europeos también. Su estilo de gobierno es estirar mucho los cables de la democracia americana; y hay que ver cuánto resisten.
El presidente norteamericano es una verdadera máquina de bulos; como periodista, ¿cómo se enfrenta usted a esa ola?
Para un ciudadano de un país democrático lo ideal es tener la disposición de informarse a través de varios medios que tengan líneas informativas diferentes, cosa que ocurre en España y que es un lujo en estos tiempos. La desinformación circula rápido, pero ahí los periodistas lo que tenemos que hacer es seguir haciendo nuestro trabajo, que es contar las noticias.
La gente se «informa» en X.
Informarse y Twitter (X) no caben en la misma frase. Ahí uno se entretiene. En las redes sociales uno acaba viendo solo lo que le gusta y aquello que confirma tu tesis.
¿El algoritmo terminará con nosotros?
Si no ha acabado ya es que estamos teniendo mucha resistencia. Cuando pasan cosas importantes la mayor parte de la gente acude a los medios tradicionales.
Hemos visto las presiones de estos días para sacar a Jimmy Kimmel de la parrilla, ¿usted ha recibido presiones?
Intentos hay en todos los sitios, pero es algo que va con el trabajo. Alguien con cierto poder podría, quizá, conseguir que un medio determinado o un periodista determinado no cuente alguna información, pero lo que no va a lograr es que eso no salga a la luz. Es imposible mantener oculta una noticia importante.
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