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Memoria histórica y literaria

Lorca vuelve a removerse

El candidato de la Diputación de Granada a dirigir el patronato que lleva el nombre del poeta renuncia al cargo

Una imagen de la obra de Eugenio Merino dedicada a Lorca
Una imagen de la obra de Eugenio Merino dedicada a LorcaEugenio Merino

Antonio Membrilla había sido elegido para ser el nuevo responsable del Patronato Federico García Lorca de la Diputación de Granada, además de director del museo-casa natal del poeta en Fuente Vaqueros. De Membrilla solamente se sabía que había sido profesor de instituto, candidato del PP para la alcaldía de Armilla y que detestaba la memoria histórica. Esto último lo había demostrado en una serie de mensajes en la red social anteriormente conocida como Twitter, y donde hablaba de «memez histérica». Igualmente había cargado contra la familia del poeta al escribir en un tuit en 2015 que «hay por ahí quien ya ha hecho política hablando de los restos de Lorca. Bien, pregúntenle pues a la familia del poeta de por qué no aparecen».

Desde hacía varios días se había creado una gran oposición en torno a este nombramiento, pero el aludido decidió seguir adelante limitándose a disculparse en redes sociales. Sin embargo, ayer, todo dio un giro inesperado gracias al valiente gesto de Laura García-Lorca, sobrina del autor de «Bodas de sangre», quien presentó su dimisión como integrante del Patronato Federico García Lorca de la Diputación de Granada. En carta al presidente de la diputación, Laura anunciaba que «habiendo leído las declaraciones del nuevo director difundidas en la Prensa, me considero obligada a presentar mi dimisión».

Tras conocerse la decisión de la sobrina del poeta, Antonio Membrilla finalmente optaba por el camino más lógico: el de echarse atrás como consecuencia de «la situación actual generada» alrededor de su nombramiento, según explicó a Europa Press.

El museo-casa natal de Fuente Vaqueros es en la actualidad uno de los principales espacios dedicados al estudio de la obra del autor del «Romancero gitano». Además del legado sentimental que guarda en sus salas, el de la infancia de Lorca, es depositario de los legados de amigos y estudiosos del poeta, como Anna Maria Dalí, Ian Gibson, Eduardo Molina Fajardo o Fernando Villalón. Para dirigir esa institución, puesta en marcha por el inolvidable Juan de Loxa, lo que hace falta es respeto hacia lo que Lorca significa tanto como autor como víctima de la Guerra Civil, probablemente el desaparecido más universal en estos momentos. Esa simbología es una llama que, pese a que a algunos les duela e incomode, sigue iluminando a muchos y no puede ni debe apagarse.

El Patronato García Lorca es responsable también de otro lugar de culto, como es el parque que lleva el nombre de Federico y que se encuentra en Alfacar. Es allí donde fue asesinado y enterrado, donde se perdió su rastro para siempre, al igual que otras personas que corrieron esa misma suerte en la zona.

El pasado sábado, el artista Eugenio Merino inauguró su último trabajo, «Ruina», en la Galería Memoria de Carabanchel. Allí puede verse a García Lorca sepultado interrogándonos sobre un luto que nunca se ha podido llevar a cabo porque su cuerpo nunca se ha encontrado. Su obra debería verla quien quiera estar al frente del Patronato Federico García Lorca.