Los españoles que liberaron París mientras los franceses estaban en casa

Los nombres de los primeros carros de combate que entraron en París no dejaban lugar a duda sobre su procedencia: eran «España cañí», «Guernica», «Madrid», «Brunete», «Guadalajara» o «Ebro». La propaganda francesa los hizo desaparecer inmediatamente. Eran 146 republicanos españoles que habían huido de la represión franquista, la mayoría de ellos de tendencia anarquistas. Adiestrados en Gran Bretaña por los norteamericanos, habían participado en algunas de las más sonadas batallas de la Segunda Guerra Mundial, como en el Alamein, y desembarcaron en Normandía el 1 de agosto. Entraron en París y cercaron al gobernador nazi, Von Choltitz, que se había atrincherado con sus tropas de élite en el Hotel Meurice. Lo acosaron hasta que se rindió, el 24 de agosto. No lo mataron, sino que lo entregaron a la justicia. Escoltaron luego a De Gaulle en su tranquila entrada en París. Entonces se dedicaron a recriminar a los franceses que se habían quedado en sus casas a esperar que otros los liberaran. La lucha no terminó para ellos. Algunos fueron a España a reanudar la Guerra Civil, como «maquis», pensando que tras Petain caería Franco; otros lucharon en Alsacia y Lorena, y fueron los primeros en llegar al último refugio de Hitler, el Nido del Águila, en Beerchtesgaden. Amado Granell, segundo en el mando de la compañía Leclerc, recibió de De Gaulle la oferta de ser comandante del ejército francés si abandonaba su nacionalidad. Granell, aquel valenciano de Burriana, lo rechazó. Hasta 2004 el Estado francés no reconoció la participación de los españoles, y en 2012, el presidente Hollande se inclinó ante la bandera republicana con motivo del 68 aniversario de la liberación.