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Los nuevos cargos musicales

La Razón
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Ha empezado el año con varios nombramientos importantes que venían esperándose. Algunos han supuestos sorpresas y otros eran cosa cantada. El Liceo contaba desde marzo pasado con un nuevo director general, Valentí Oviedo, al que ahora se añade un nuevo director artístico tras la no renovación a Christina Scheppelmann, elegido por un concurso absolutamente inútil, puesto que todos sabíamos que el ganador iba a ser Víctor García de Gomar. Su curriculum es amplio y venía realizando una buena labor en el Palau de la Música. Sin embargo, su trabajo en el Liceo será distinto, ya que una cosa es gestionar un container a base en gran parte de artistas en gira presentados por agentes y otra crear un proyecto artístico propio con una orquesta y un coro que han de mejorar. Algo me indica que Oviedo va a querer participar activamente en este diseño. El Teatro de la Maestranza, con un concurso al que se presentaron candidatos relevantes, se ha decidido por Javier Menéndez, quien llevaba quince años a cargo de la ópera en Oviedo. Su paso del Campoamor a la Maestranza coincide también con el relevo de Jaime Martínez en la presidencia de la Fundación Opera de Oviedo. Un inolvidable «Peter Grimes», un «Turandot» a base de retales, «Fuenteovejuna» o la incorporación a la ópera de Miguel del Arco son algunos de sus hitos. Curiosas las coincidencias: se despide de Oviedo con un título tan sevillano como «Carmen» y a Sevilla llegará en junio la misma producción de «Andrea Chenier» que se vio en Oviedo hace un par de años. Menéndez tiene sobrada experiencia tanto en la gestión como en el campo artístico, algo no fácil de encontrar, conoce bien la Maestranza, cuenta en producción con Ana Esteban, antigua colaboradora en ABAO y la suerte de llegar cuando Antonio Garde, su antecesor y ahora subdirector del Inaem, dejó solucionados buena parte de los problemas del teatro. También ha habido nombramientos en los auditorios de Barcelona y Madrid. En el primero, por concurso, Robert Brufau estaba ya encargado de su programación. No era fácil encontrar candidato para el segundo, dada la exigencia de funcionariado, los horarios laborales y la remuneración. Al final hubo suerte con Narciso Mercé, quien además es un buen aficionado. Deseemos suerte a todos ellos, como al también recién nombrado José Monforte como director general del Palau de les Arts tras el cese de Inmaculada Pla, del que cabe sacar recomendaciones para todos ellos. No han de olvidar que para triunfar se deben a sus superiores y han de colaborar con su equipo y ser siempre conscientes de que han de tener a su favor a público y prensa. Sin ambos es seguro el fracaso.