De malos absolutos a iconos: así han cambiado los malos
Los autores de literatura juvenil han transformado a los habituales villanos en personajes dramáticos y con una enorme carga trágica
Creada:
Última actualización:
En los últimos años, la literatura juvenil ha experimentado una transformación notable en la representación de los villanos. Lejos de ser figuras bidimensionales dedicadas únicamente a sembrar el caos, los antagonistas actuales han evolucionado hasta convertirse en personajes complejos, con motivaciones profundas y pasados que justifican sus acciones. Esta nueva tendencia no solo los ha humanizado, sino que también les ha otorgado una base de seguidores fieles que los idolatra.
Del antagonista al antihéroe
Atrás quedaron los días en los que el “malo” de la historia solo existía para hacer brillar al héroe. En sagas como "Una corte de rosas y espinas" de Sarah J. Maas o "Sombra y hueso" de Leigh Bardugo, los villanos, como Rhysand o el Oscuro (Darkling), han logrado cautivar al público con sus matices y dilemas éticos. Estas figuras no son malvadas por naturaleza, sino producto de circunstancias complejas que los convierten en personajes trágicos. “Los villanos se atreven a abrir ese lado oscuro que en algún momento sentimos, representando nuestras partes más vulnerables como humanos”, afirma Patricia García Ferrer, autora de numerosos libros como "La indomable Lady Violet".
La era de los villanos con fandom
Esta evolución no solo ha cambiado el modo en que se escriben las historias, sino también la forma en que los lectores se relacionan con ellas. Las redes sociales han jugado un papel crucial en la creación de “fandoms” dedicados exclusivamente a los villanos. Fanarts, vídeos y teorías sobre sus orígenes se comparten a diario, y plataformas como TikTok o Instagram están llenas de contenido que ensalza sus momentos más icónicos. La idealización de estos personajes también ha generado debates sobre cómo la ficción trata temas como la redención o las relaciones tóxicas. “Representan el amor caótico con el que todas soñamos, un amor que tambalea nuestros cimientos, que nos reta y nos seduce. Pero, a diferencia de la vida real, en la ficción podemos disfrutarlo sin las consecuencias”, refleja Patricia Ferrer en su página web.
¿Un reflejo de la sociedad actual?
La fascinación por los villanos complejos podría ser un reflejo de los tiempos que vivimos, donde las certezas absolutas son cuestionadas y la empatía se convierte en una herramienta para entender al otro. “Los villanos rompen las reglas que en la vida real no podemos transgredir. Esta rebeldía los convierte en figuras fascinantes”, explica García Ferrer. Así, la literatura juvenil continúa demostrando que los villanos ya no son solo los enemigos a vencer, sino piezas fundamentales en las historias, capaces de generar tanta o más empatía que los propios héroes. Y para los lectores, la lección es clara: en el mundo de los libros, el gris es el nuevo negro. La evolución de los villanos parece estar lejos de terminar. Algunas sagas ya están experimentando con antagonistas que toman el papel principal, convirtiéndolos en antihéroes o incluso en protagonistas redimibles. Un ejemplo claro es "Todos somos villanos", de M. L. Rio, donde el lector empatiza tanto con los defectos como con las virtudes de los personajes. Así, el panorama literario juvenil sigue evolucionando, ofreciendo historias que desafían nuestras ideas preconcebidas sobre el bien y el mal. En un mundo en constante cambio, los villanos han demostrado que también pueden ser los reyes —y reinas— de la literatura.