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Manuel Galiana: «En la vida hay más teatro, pero del malo»

Protagoniza «Testigo de cargo» en el Amaya y dirige un nuevo espacio escénico, Estudio 2

Manuel Galiana: «En la vida hay más teatro, pero del malo»
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Lleva 50 años pisando escenarios. Manuel Galiana es un clásico de la escena española. Pertenece a esa estirpe de actores que han marcado una época inolvidable en nuestro teatro. La suya es una trayectoria plagada de éxitos y premios, también en televisión y cine, que no para de crecer, como demuestra su nueva labor como docente y director. Ahora vuelve a Madrid con otro clásico, «Testigo de cargo», de Agatha Christie, esta vez en el teatro Amaya.

-¿Cuál es la clave de su éxito?

-Es la obra más perfecta de Agatha Christie. El día que se puso a escribirla, estaba especialmente inspirada. Consiguió una obra maestra. La clave del éxito es la intriga. Es muy entretenida. El espectador queda enganchado desde el primer momento y, además, permite lucirse a los actores.

-¿Cómo es el abogado que interpreta en ella?

-Es uno de prestigio, brillante, un hombre sabio en su oficio. Su habilidad para el interrogatorio hace que el espectador está pendiente sobre cuál será la próxima pregunta, así consigue mantener la atención hasta el final. Es uno de los pilares de la obra.

-¿En el fondo es una historia de amor llevada al límite?

-Yo lo siento así. Hay un crimen, pero lo que se cuenta de verdad es una historia de amor tremenda. Generosa y trágica historia de amor. Juegan mucho las pasiones, la ambición, el amor traicionado, el orgullo humillado, la vanidad pisoteada...

-¿Cuándo decidió que quería ser actor? ¿Es una profesión o algo más para usted?

-Lo tenía muy claro desde pequeño. Me gustaba mucho, pero la decisión definitiva fue al ver «Enrique IV» de Pirandello en el Español. Me pareció tan hermoso que decidí que no quería otra cosa en la vida y me dediqué a estudiar con ahínco para prepararme. Llevo 50 años y esta es la pasión de mi vida. Para mí, además de un medio de vida, es una pasión. El placer de interpretar y convertirme en otro, la posibilidad de huir de mí mismo.

-¿Cuál ha sido el papel de su vida y cuál le queda por hacer?

-Varios, según los momentos. Mi debut con «La casa de los siete balcones», de Casona. «Historias para no dormir» con Ibáñez Serrador. «El veneno del teatro», un mano a mano con Rodero, «Cyrano de Bergerac»... Hay cosas que no esperaba y otras que deseaba y no he podido.

-¿Los actores se retiran o mueren en las tablas con las botas puestas?

-Muchos, entre los que me encuentro, tendemos a morir con las botas puestas. Mientras que la cabeza y el cuerpo aguante...

-El teatro siempre está en crisis, pero yo veo las salas llenas.

-La crisis sería si no hubiese teatro. Está en crisis la sociedad, pero no el teatro. Estamos en un periodo efervescente. Este es un país teatral de siempre. De lo tres de Europa –junto a Francia e Inglaterra- con más tradición. No apoyarlo es un error. Si algo puede salvar a España es su bagaje cultural. Nada puede matarlo porque es consustancial al ser humano. Es antiquísimo. Desde que existe el hombre empieza a representarse a sí mismo. El teatro es una llama perenne que no se apaga.

-Su trayectoria está plagada de premios.

-Afortunadamente hace años que me los están dando. El Nacional de Teatro, el de la Crítica...Te crea una responsabilidad. Tener un éxito es fácil, pero mantenerte arriba es lo difícil. Es muy agradable ser premiado.

-¿Por qué ha hecho tan poco cine?

-Me gustaría que alguien me lo explicara. Fue mi primera pasión, me matriculé en la escuela de cine, me dieron el premio extraordinario de fin de carrera y no tiraron de mí. Eso me ha intrigado siempre. Quizá pequé de ingenuo, no tuve representante, me fié...Me he formado para el cine y, en lo que he intervenido, creo que he quedado bien. Para mí es un misterio.

-En televisión hizo el mítico «Estudio 1».

-Fue fantástico para nosotros, los jóvenes, que empezábamos. Nos vino estupendamente. Nos dio oportunidades, trabajábamos continuamente y eso nos hizo crecer. Se hizo mucho trabajo y de calidad y ahora se recogen los frutos.

-De «Estudio 1» al Estudio 2 que lleva su nombre. ¿Qué es?

-Es un regalo maravilloso que me han hecho. Empecé a dar clases en un grupo –Los martes teatro– y cuando estaban preparados les dije: «Fundad vuestro teatro y trabajar en él». Lo prepararon y me invitaron a estar con ellos. Todo es nuevo. Es un proyecto que me tiene muy ilusionado.

-¿Qué tal como docente y director?

-Me gustar dar clase y dirigir las obras. Además, está saliendo bien. Los juicios son muy elogiosos, sobre todo del público. También tiene para mí una connotación sentimental, está cerca de la casa donde nací y me crié en el barrio de Embajadores. De niños nos juntábamos a contar historias en la acera y ahora sigo ahí cerca de los vecinos.

-¿Cree que el teatro debería de ser obligatorio en el colegio?

-No le quepa la menor duda. En el instituto San Isidro nos apuntamos de chavales Carabias, Gutiérrez Caba y yo. Enseñar es muy gratificante. Devolver los conocimientos que tú has recibido para que esto siga es fascinante. Una emoción que no se paga con dinero. Cuando eres generoso tienes recompensa, cubres una faceta humana.

-Es usted el actual Arcipreste de Hita .

-Sí, me eligieron para este año y estoy encantado. Cuando asistí al festival medieval de Hita me pareció fantástico. Era joven y lo recuerdo perfectamente. Desde aquí invito a que no se pierdan un día así, es algo único.

-¿Dónde hay más teatro, en las tablas o en la vida?

-Yo creo que en la vida, pero es teatro del malo. En el escenario es ficción y, como tal, es verdad. Lo que hace la gente no es teatro, es fingimiento.

-¿Y en la política, hay teatro?

-La política entra dentro de la gran tradición teatral del país que decíamos (risas). Se dan todos los géneros: tragedia, drama, comedia, sainete... incluso ópera. Algunos dan muy bien el cante.

-¿Concibe lo del 21% de IVA?

-Me pone enfermo. No lo entiendo. Si me lo explicaran me tranquilizaría porque es algo que me perturba. Poner el 21 y quitar las subvenciones cuando está demostrado que así se recauda menos. ¿Por qué no se cambia? Se van a cargar un sector muy importante. La cultura no se puede ir al traste.

-¿Cómo es Galiana fuera del teatro?

-¡Si yo lo supiese! Ahí estoy, tratando de conocerme.