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Literatura

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María Lorente Becerra: “Uno es actor cuando escribe y antropólogo cuando no lo está haciendo”

Publica el poemario “Es magia lo que ves”, mientras prepara su primera novela y la puesta en escena de una de sus obras de teatro

María Lorente Becerra, durante la presentación de su libro en Madrid
María Lorente Becerra, durante la presentación de su libro en Madridlarazon

Publica el poemario “Es magia lo que ves”, mientras prepara su primera novela y la puesta en escena de una de sus obras de teatro

María Lorente Becerra grabó su primera película a los 11 años. No es raro, entonces, que seis más tarde un corto suyo haya inaugurado el ciclo Clásicos de Ayer y de Mañana de la Filmoteca de Cataluña. Tampoco lo es que, siendo hija de la premiada escritora Ángela Becerra y del reputado autor y publicista Joaquín Lorente, haya desarrollado desde pequeña una gran pasión por los libros y la escritura. “Desde que tengo uso de razón, escribo. Incluso cuando no podía escribir le dictaba a mi madre lo que quería decir para que ella lo transcribiera”, afirma Lorente. Ahora tiene 26 años y acaba de publicar “Es magia lo que ves”, un poemario que será apenas el preludio de su entrada en el mercado editorial, pues ya está dando forma a su primera novela. Y, por si fuera poco, se prepara para llevar a los escenarios su obra teatral “La hora muerta”.

"Vivir entre libros y con tantas ideas yendo y viniendo en muchas de las conversaciones que oía me obligaron a formarme un pensamiento crítico. No me gustaba quedarme callada y acatar las concepciones de mi familia y por ello me dediqué a estudiar filosofía, porque quería ir más allá”, explica la autora, que se graduó de la Universidad de Barcelona, ciudad donde nació. “A mi madre le debo el placer por la lectura y todas esas noches que pasábamos juntas, cuando yo era una niña, leyendo a oscuras durante horas. Mi infancia hasta los 7 años fue muy solitaria. Pasaba mucho tiempo en casa imaginando todo tipo de cosas surrealistas y luego trasladaba a mis amigas y amigos a ese mundo”, confiesa.

Hace cuatro años que tomó la decisión “seria y decisiva”, según afirma, de dedicarse a la escritura. Y aunque se maneja bien en los distintos géneros, afirma que siempre se ha sentido cómoda con la poesía “porque es una forma de expresarme que me nace de manera natural”, y añade: “La poesía, a diferencia del teatro, el cine y la novela, requiere una mirada y una forma de estar en el mundo diferente, diría incluso que “extraordinaria” refiriéndome al sentido etimológico de la palabra, es decir, fuera de la ordenación. Y este estar fuera de la “ordenación” de lo “supuestamente dado y ordenado de tal o cual manera” es lo que nos permite abrir nuevos horizontes con el lenguaje, así como tener una experiencia profunda e insólita, diría que incluso ancestral, con lo que observamos. La poesía escapa a cualquier sistema de medición. Por otro lado, la novela me está llevando a otro campo. Uno es actor cuando escribe y antropólogo cuando no lo está haciendo”.

En sus poemas, el lector encuentra referencias al arte y a la cultura popular, así como reflexiones sobre el proceso de escritura. La mayoría de ellos transmiten una profunda soledad o sensación de incomprensión. Al respecto, Lorente Becerra afirma: “Comencé a escribir este poemario con 20 años y concluyó a los 22. Fue un período de mi vida en el que me sentía escindida”. Por tanto, explica, encontraba una enorme dualidad en su alrededor: “Por un lado, la belleza, la fusión con lo otro hasta hacerme uno con ello y, por el otro, el horror y la sensación de no poder acceder a nada que amaba. Este poemario recorre, sin que yo lo supiese en un principio, el camino que tuve que realizar para darme cuenta de que esas dos sensaciones no eran antagónicas, sino que más bien pertenecían a dos caras de la misma moneda y sólo si aceptaba esa dualidad podría superarla”.

Sobre el fenómeno reciente de la poesía en Instagram, donde ha nacido toda una generación de llamados “instapoets”, la escritora asegura que “son problemáticas que están surgiendo en estos tiempos y sobre las que no dejo de pensar porque, en parte, me da miedo que la poesía se desvalorice de esta forma y que las nuevas generaciones crean que esa es la única poesía que existe”. Ella forma parte de dicha generación de jóvenes autores, aunque solo sea por su edad. En todo caso, no tarda en desmarcarse de ellos: “Estoy totalmente en contra de las personas que se mercantilizan a sí mismas, convirtiéndose en un producto”, asegura, lo que no quiere decir que deje de utilizar Instagram, por ejemplo, para dar a conocer sus poemas y collages. “En cuanto a la imagen, cada vez más y de una forma consciente renuncio a colgar fotos mías”, afirma.

Además de unos cuantos “selfies”, sus collages son los protagonistas de su Instagram y en ellos combina imagen y texto. Por ejemplo, sobre una postal de la Venus de Milo en blanco y negro pueden leerse los siguientes versos: “En las profundidades nace el sol, fijamente con sus hondos ojos azules, se derrama una nueva vida de innumerables lámparas”. “Lo que suelo hacer es pensar el concepto que quiero transmitir y, a partir de allí, busco las imágenes que lo signifiquen. A veces sucede a la inversa, son las imágenes las que me guían al concepto. Y precisamente este es el proceso más interesante, ya que las imágenes hablan por sí mismas y se trata de una resignificación”, afirma Lorente, y añade: “La imagen expande al texto y nos da el imaginario de un concepto, pero de una forma más abstracta que está relacionada con nuestro inconsciente y por ello lo reconocemos y nos familiarizamos más fácilmente con él. Es una forma de bajar el cielo a la tierra”.