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Marta Sánchez: «No respetar es un pecado capital de los españoles»

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Trece voces de mujer que le cantan a él. A Alejandro Sanz. La primera de la lista, Marta Sánchez interpreta «Y si fuera ella» con esa voz que nunca parece tener techo, con la sensualidad que hace que el tema dé también título al disco.
–Esa canción es un regalo...
–Estuvo dando muchas vueltas, era muy buscada y anhelada por todas nosotras. Da mucho juego y es uno de los buques insignia de Alejandro, de las que más nos gusta a todos los intérpretes de este país y de todo el público.
–No me diga que ha habido pelea de gatas por cantarla...
–No, de hecho no me he cruzado con ninguna de las elegidas para el proyecto. Te diré más: la agenda ha sido muy difícil de coordinar, lo que ha hecho que cada una hayamos grabado nuestro tema en un lugar del planeta diferente.
–¿Qué da más caché: ser chica Almodóvar o chica Sanz?
–No tiene nada que ver el cine con la música. Los dos dan mucho caché en lo suyo.
–Teniendo en cuenta que en este país estamos acostumbrados a los homenajes póstumos, Alejandro Sanz puede sentirse orgulloso de este disco.
–Es un defecto grandísimo el no dejar disfrutar al homenajeado de tan gran honor con todas las capacidades y todos los años que te quedan por delante para presumir de algo tan bonito, que tengan que hacerlo cuando la persona está retirada, enferma o a punto de fallecer. En Estados Unidos, que es el país del «show business», lo suelen hacer mucho más temprano.
–Dicen que la ventaja de recibir un homenaje en vida es que al menos te puedes defender.
–Es una buena observación. Todavía no me ha dicho nada del disco, pero hay que tener en cuenta que Alejandro es muy reservado y tímido. El abrazo que me dio cuando escuchó mi visión interpretativa de la canción es más que suficiente para sentirme aprobada.
–¿Qué poso le deja «Y si fuera ella» cada vez que la canta?
–Mi madre se ha escuchado todas y cada una de las canciones de mi carrera, pero nunca la he visto llorar como al escuchar ésta. Nos echó de la habitación de cómo se puso.
–¿Quizá porque ese maridaje de autor e intérprete hace que toque el corazón?
–Alejandro es un poeta, un autodidacta capaz de contarte en una canción un sentimiento o un hecho que a todos nos pasan pero que no somos capaces de verbalizarlo. Cuando estás con tu pareja, casi nadie piensa en el momento «¿Y si fuera esta persona el amor de mi vida y la estoy dejando escapar?».
–¿Usted se lo ha preguntado?
–Por supuesto, en ocasiones uno siente que esa persona pudo ser tu media naranja, mientras que en otras piensas que el otro quizá no te cuidó, no estuvo a la altura que te merecías.
–¿Ahora se siente cuidada?
–Sí, mucho.
–Sanz y usted forman parte de una generación de artistas supervivientes. ¿Cómo se consigue no pinchar?
–Ningún artista está exento de pinchar. Cuando llevas más de dos décadas de carrera, en mi caso 27 años –que se dice pronto–, indiscutiblemente hay discos con menos éxitos. De lo contrario, seríamos extraterrestres.
–Pero usted siempre coloca un tema «bomba» que funciona.
–Y es una tarea difícil conseguir que una canción logre ser popular y exitosa, porque la competencia es grande en las radios, en artistas nuevos que arrancan, en compositores... Hacer un disco nuevo es complicado, tienes que estar muy seguro de lo que vas a lanzar, porque si no te lo crees tú, no se lo va a creer nadie más. Yo, personalmente, soy muy exigente conmigo misma y tardo en parir un proyecto. Pero estoy en ello.
– ¿Se la juega ahora más un artista teniendo en cuenta la situación de crisis, las descargas ilegales...?
–No. Es una realidad que tenemos que asumir. Es como cuando me dicen mis amigas: «¡Por Dios! ¡Cómo vas a pasar el precio de un abrigo de euros a pesetas, mujer! Cómpratelo si te gusta, pero ya no mires al pasado». Igual ocurre en la industria de la música, es absurdo pensar en viejas fórmulas, la infraestructura musical es la que es y desde ese punto es desde el que toca trabajar.
–Es jurado de «Tu cara me suena». ¿Cuántas veces le han dicho y le han confundido con otra?
–Pocas. Llevo tantos años que soy muy familiar. La gente se acerca a mí porque me sienten como alguien suyo, me han visto tanto en las televisiones de sus casas... Además, mi actitud y mi pose son bastante naturales. Nunca he ido de lo que no soy.
–Hay imágenes suyas que forman parte de la historia de este país. Véase su «Soldados sin batalla» con las tropas en el Golfo Pérsico. ¿Repetiría en Afganistán?
–No lo creo, hay chicas que hoy lo podrían hacer mejor que yo. Me gustó mucho hacerlo y fue una experiencia que es cierto que dejó un recuerdo enorme.
–El quinteto navideño del anuncio de la Lotería del que forma parte, ha dado mucho que hablar, sobre todo en internet...
– En España hay veces que somos excesivamente rudos y duros en las críticas La gente se olvida del respeto hacia el prójimo y hacia profesionales de largo recorrido.
–¿Se ha sentido poco respetada en su trayectoria como artista?
–En alguna etapa se me ha valorado poco, menos de lo que yo hubiera deseado.
–¿Eso no da una sensación de desazón?
–Es el pan nuestro de cada día en este país, uno de los pecados capitales de los españoles, además de una mala defensa y un mal escondite de nuestros complejos.
–A Marta Sánchez uno la percibe como una persona sin complejos...
–Para nada.
–Dígame alguno.
–Los complejos no se comparten, se padecen.
–Pero en lo musical es de las de arriesgar.
–Es cierto que he buscado mi sueño y nunca me ha gustado ser una más. Pero tampoco he buscado nunca lo estrambótico o lo anormal. En mi música nunca he buscado las vueltas ni las rarezas.
–¿Qué quiere ser de mayor?
–Yo ya soy mayor... Quiero verme feliz, haga lo que haga, con la paz interior que ha demostrado en su carta Vargas Llosa.