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Festival de Málaga

"Matria": Carta Magna para las precarias

La película de Álvaro Gago, que aterriza en el Festival de Málaga tras pasar por Berlín, se acerca a la realidad de una mujer gallega de mediana edad

La actriz María Vázquez en "Matria", primera gran película del Festival de Málaga
La actriz María Vázquez en "Matria", primera gran película del Festival de MálagaAVALONAVALON

Desde siempre, pero con más ahínco desde que la desigualdad se convirtió en onda catódica, el cine se ha cuestionado su ética del dolor ajeno. El sufrimiento, la batalla diaria y la alienación se volvieron elementos clave del cine contemporáneo, útiles para explicar los acercamientos sociales (à-la-Ken Loach o Hermanos Dardenne), los más utilitaristas (el regusto cassavetiano de "Pequeña Miss Sunshine" o "Bestias del sur salvaje") o, incluso, vertientes como el "torture porn", a las que ayudaron a explotar las nuevas olas de terrorismo de este siglo. Esos estudios del padecimiento, que no son otra cosa más que la pasión -con suerte, sincera- por mostrarnos en verdad cómo de leves somos, dialogan de forma directa con una película como "Matria", dirigida por Álvaro Gago y protagonizada por María Vázquez.

La película, que ya pudo verse en el reciente Festival de Berlín y que hoy llega a Málaga para abrir la competición en la Sección Oficial, nos acerca al día a día de Ramona, una mujer gallega de mediana edad aplastada por sus propias decisiones. Atrapada en una relación de pareja dañina, presa sin libertad económica, se las apaña como puede combinando hasta tres trabajos y lidiando con la separación de una hija adolescente que se niega a volver a casa. Gago, que firma aquí su debut en la gran pantalla adaptando su propio cortometraje, trasciende las convenciones del "alargue" y consigue que la historia resuene por sí misma a nivel argumental, no separándose en ningún momento de su protagonista pero alejándose de todo el morbo relacionado con el sufrimiento de clase.

"Matria", de Álvaro Gago
"Matria", de Álvaro GagoAVALONAVALON

Es tentador comparar la sobriedad de "Matria", genuinamente gallega, con propuestas como "Los lunes al sol", pero lo que en la película de León de Aranoa se dejaba ver desde un prisma melancólico, como si los tiempos mejores solo pudieran ser pasados, aquí se aprecia desde la oportunidad. ¿Es posible, en un filme en el que a nuestra protagonista la fuerzan a dimitir por no aceptar cobrar una miseria y es incluso agredida sexualmente? Es posible, porque el interés de Gago no está en la caída a los infiernos de su personaje central y tótem, sino en la redención de quien ya solo se tiene a sí mismo.

"Matria", más allá de lo estrictamente ideológico (feminismo, obrerismo) es una especie de Carta Magna para la mujer trabajadora. Sí, la película tiene como tesis central poner en valor la vida, obra y sacrificio de esas millones de mujeres que, en países como el nuestro, hacen que el mundo siga girando. Sin aprecio, sin apenas sueldo y sin reconocimiento. Pero la verdadera trascendencia del filme, en consonancia con esos azules de la dirección de fotografía, pasa por buscar más allá del aparente maniquí para el cine social que sería Ramona en cualquier otro filme. Su construcción, como personaje autónomo, autoconsciente y lleno de imperfecciones, obedece a un guion escrito como en mitad de una tormenta, como si el enfado que tiene la protagonista con el mundo no dejara de afectar nunca a su habla. Un enojo, claro, que es clase y es género, pero que también es autopercepción, depresión, frustración patológica.

Y es justo ahí donde María Vázquez, en lo que será una de las mejores interpretaciones del año en el cine español, se convierte en artesana de los silencios, de la resignación, quizá. Porque el desarrollo de "Matria", que en otras manos sería circunstancial y nos iría describiendo la esperanza de la escapada, de la huida de una situación horrible, aquí oscila hacia la dependencia misma. Si la patria es donde uno nace, la matria bien puede ser donde uno quiere vivir. Con su propia constitución, su propio código ético y, al fin y al cabo, sus propias convenciones de lo que uno está dispuesto a aceptar. "Matria", al final, se desvela como un tratado sobre la libertad femenina, pero su articulación como road movie de la precariedad es lo que la eleva y la presenta como candidata a todo para seguir demostrando la buena forma del cine español.