Mesopotamia yace en el Sur de Irak bajo las bombas sucias
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La antigua Mesopotamia, en el sur de Irak, donde hace mas de cinco mil años comenzaron la civilización y la cultura moderna con la primera ciudad y la primera escritura, yace bajo la enorme contaminación de las bombas sucias de las últimas guerras.
"Los restos mesopotámicos están condenados a desaparecer"explica en una entrevista con Efe Pedro Azara, arquitecto y comisario de la exposición "Antes de Diluvio. Mesopotamia 3.500-2.100 a.C.", la primera que se dedica a este espacio cultural en este período, que es hoy motivo de preocupación para los investigadores.
La gran cantidad de asistentes a la exposición y al ciclo de conferencias, organizados por la Obra Social La Caixa en Barcelona y Madrid, es una prueba de que el misterio de la antigua Mesopotamia, en las marismas del delta de los ríos Tigris y Éufrates, hoy convertidas en desierto por el desplazamiento de la costa, sigue vivo desde que fue descubierta a finales del siglo XIX.
Pedro Azara señala las guerras, la falta de cuidado, el expolio y las excavaciones legales e ilegales entre los factores que han acabado con lo poco que quedaba de unas ciudades construidas con adobe.
"El barro no cocido -dice- retorna al barro, se disgrega una vez que las construcciones son desenterradas o estas son sepultadas nuevamente por las tormentas de arena, que el traqueteo de los tanques ha aumentado al remover la tierra".
"Las bombas de uranio empobrecido -dice Pedro Azara- fueron utilizadas por Sadam Husein en la guerra Irán-Irak en las zonas en las que había opositores y por la coalición encabezada por los norteamericanos en 2003. No dañan directamente los restos, pero las misiones arqueológicas se lo piensan dos veces antes de trasladarse a una de las zonas más contaminadas del mundo".
Estas bombas, lanzadas a las marismas, desprenden radiactividad,
que dura decenas de miles de años. "Emponzoñan las aguas y la pesca -continúa Azara-, la agricultura y los animales resultan afectados. El noventa por ciento de los habitantes de Nasiriya, la ciudad más cercana a los yacimientos, tiene problemas de salud, y la zona registra la mayor tasa de cáncer del mundo".
Pedro Azara, profesor de Estética en la Escuela Superior de Arquitectura de Cataluña, visitó a finales de 2011, en el primer viaje autorizado a un equipo investigador extranjero desde la guerra de 1980, los cinco yacimientos más importantes de la antigua Mesopotamia, el Museo de Bagdad y el de Nasiriya, con una beca de la fundación alemana Gerda Henkel.
Le acompañaron desde España los también arquitectos Albert Imperial y Marc Marín y el autor dramático, actor y cineasta Marcel Borrás.
Las imágenes, siete horas de película de los dos museos y de los yacimientos de las ciudades de Uruk, Ur, Tello, Eridu y Kis, le servirán al director de cine ruso Alekxandr Sokúrov, que obtuvo el éxito con "El arca rusa", en 2002, para un documental que se presentará en Bruselas en septiembre con motivo del X aniversario del saqueo del Museo de Bagdad en 2003.
"El saqueo lo fue a un museo que ya estaba vacío -confirma Pedro Azara-. Las obras maestras de las colecciones habían sido guardadas en reservas por los conservadores o por iraquíes que las devolvieron pasado el peligro".
Entre las 15.000 piezas desaparecidas, precisa, había pocas obras relevantes: 7.000 se han recuperado y hay 8.000 buscadas por Interpol, hallazgos recientes en principio poco importantes, aunque muchos no estaban todavía documentados.
Sabemos muy poco de estos pueblos sumerios y acadios, mucho menos que de Egipto o de Grecia, ya que las excavaciones comenzaron mucho después.
¿Qué queda? El equipo español viajó con fotografías, planos y los archivos de las misiones arqueológicas de hace un siglo, consultados en los museos norteamericanos y británicos.
No queda mucho de Uruk, la primera ciudad de la historia, construida, según la Epopeya de Gilgamesh, por orden de este legendario rey, en donde surgió el desarrollo urbanístico, el derecho, la primera escritura (sumeria) y se ha encontrado el primer texto mítico sobre el Diluvio (2.650 a.C.), luego trasladado a la Biblia.
Ur, donde algunos sostienen que nació Abraham, una gran ciudad que llegó a tener 200.000 habitantes, es la mejor conservada. Su zigurat se eleva 21 metros en la llanura desértica, con el templo en la cima. Fue restaurado en 1960 con técnicas y materiales como los utilizados por los sumerios, lo que no ha sido la norma. Y conserva en buen estado las únicas tumbas del sur de Mesopotamia.
En el zigurat de Kis los soldados norteamericanos abrieron un foso profundo para protegerse y ha quedado dañado para siempre.
Tello, el primer yacimiento sumerio excavado hacia 1880 por una misión francesa, es hoy un conjunto de ruinas irrecuperables, fue mal documentado y no trazaron un plano preciso.
La única solución para preservar estas construcciones sería proteger los restos. "Se ha hecho colocando una capa de ladrillo cocido en el zigurat de Ur y en algunos otros edificios. Pero la solución pasaría por invertir grandes cantidades de dinero en unas técnicas que no son todavía seguras", concluye Pedro Azara.