Miguel Falomir: «Me gustaría rejuvenecer el público de El Prado»
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Tras 18 años de experiencia en el Museo, el Patronato le eligió como nuevo director adjunto
El próximo verano, Miguel Falomir (Valencia, 1966) cumplirá 18 años de trabajo en El Prado. Un investigador de «cantera» que ayer fue nombrado, tras la reunión del Patronato del Museo, como nuevo director adjunto de Conservación e Investigación en sustitución de Gabriele Finaldi, quien ya ha anunciado su marcha a la National Gallery de Londres. Falomir se confesaba en conversación con este periódico «abrumado por la magnitud del trabajo y la extraordinaria labor» de su predecesor, al que dedicó sus primeras palabras. A continuación, más que expresar la responsabilidad que atañe un cargo con tantos ojos encima, defendió la curiosidad: «Es lo que te mantiene vivo y alerta. Estoy dispuesto a revisar mis propios conocimientos y a estar abierto a nuevos caminos y nuevas ideas».
Los resultados
«Soy un privilegiado. Recibo el testigo de una trayectoria brillante, porque el Museo de El Prado está mejor que nunca, pero hay que ser consciente de que todas las instituciones culturales y el entorno social han cambiado tanto que la exigencia es constante», comentaba ayer el que será «número dos» de la institución. «En los 18 años que llevo en la casa se ha duplicado el número de visitantes, aunque en cualquier momento podemos pasar de una situación maravillosa a quedar obsoletos como institución, en apenas dos años. Conozco la enorme exigencia de un lugar privilegiado. Si nos dormimos en los laureles podemos pasar a un momento comprometido». En términos futbolísticos, «lo que cuenta es el último resultado. Aunque no es una queja, pienso que eso está bien, supone una motivación y además indica que estás trabajando en un lugar que importa», comenta Falomir, que tendrá que abandonar de forma inminente su trabajo de investigador, de naturaleza individual, para ser coordinador de un vasto equipo de profesionales: «Y todos los demás retos que se presentan a diario», aclara. La cuestión es si los resultados del Prado se juzgan con las visitas. «Son importantes. No diré aquello de que no cuentan, pero están sujetos a muchas circunstancias. Si tenemos tres millones de visitantes y la National Gallery, seis, no es porque su programación sea el doble mejor, sino porque Londres tiene tres veces más de turistas que Madrid. Esto hay que asumirlo. Nuestra intención es llegar cada vez a más gente y que ésta sea lo más diversa posible, que abarque todo el espectro social», apunta Falomir, que ya ha recibido un primer mandato de Miguel Zugaza, su jefe en el Museo. «Sí, ha hecho mucho hincapié en que desarrolle la labor de educación, divulgación e investigación que hace El Prado para manetener el constante reclamo y tener un aliciente para la audiencia».
El museo hace tiempo que no es un contenedor de cuadros. «En la década de los ochenta, El Prado hizo sólo dos exposiciones temporales. Ahora tenemos cinco a la vez. El público no entendería que fuésemos hacia atrás». Sin embargo, los museos de arte antiguo, como El Prado, tienen fama de elitistas. «Es una fama injusta, pero tenemos que lograr que nuestra oferta llegue a la sociedad. Me gustaría que, de alguna manera, cambiase la relación del museo con la sociedad. Y también me gustaría rejuvenecer nuestro público e incidir en la educación e investigación», apunta Falomir, que destaca una fortaleza de El Prado. «Por nuestra naturaleza, somos diferentes y el futuro consiste en tener personalidad propia. Muy pocos lo tienen y en el resto del mundo lo estamos viendo: los demás tienden a la franquicia, pero El Prado es único».