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Miralda: «La belleza hoy está pasada de moda»

El catalán fue ayer galardonado con el Premio Velázquez de las Artes Plásticas

nclasificable y con una mirada personal y muy atenta a la realidad, la obra de Antoni Miralda (Terrassa, 1942) no deja nunca indiferente.

Inclasificable y con una mirada personal y muy atenta a la realidad, la obra de Antoni Miralda (Terrassa, 1942) no deja nunca indiferente. Ayer el artista fue galardonado con el Premio Velázquez de las Artes Plásticas, dotado con 100.000 euros, con el que se quiere reconocer «una obra arriesgada, consolidada a lo largo de más de cuarenta años, fruto de un lenguaje muy personal en permanente investigación». A ello se le suma, entre sus temas, el uso de la comida como «referencia permanente por su condición de elemento esencial de cohesión comunitaria».

Miralda, ayer en conversación con este diario, no pudo disimular su sorpresa por la consecución del Velázquez. «Ha sido una sorpresa porque me ha cogido en un momento en el que estoy muy ocupado preparando una exposición y a punto de irme a Nueva York», comentó.

El jurado del Premio Velázquez también ha resaltado «el carácter político y crítico» de su trabajo. Cuando se le pregunta por este particular reconoce que «aún no he tenido tiempo de saber qué decía el jurado, pero creo que es difícil hablar del carácter del artista desde un único aspecto. El momento de celebración es mucho más complejo. Mi trabajo sí que tiene que ver con un contexto que es social y político, ya sea aquí o en Nueva York. Siempre he buscado esa intención. Hay que tener sensibilidad».

Otro punto que se destacó ayer desde el Ministerio de Cultura para otorgar esta reconocimiento es «su capacidad de seducción estética», algo que le hace sonreír a este creador cuando se le recuerda. «Sí, la estética es muy importante, pero no nos podemos olvidar de la belleza porque sigue siendo muy importante aunque hoy esté pasada de moda. En mi obra hay piezas que son una mexcla de todo, de contenidos y elementos, algo que siempre depende del espacio o del momento en el que han sido realizadas».

Buena parte de la trayectoria creativa de Antoni Miralda se ha desarrollado fuera de nuestro país. Tras una estancia de dos años en París y dos en Londres, en 1966 se instaló en la capital francesa hasta 1972. Fue en ese año cuando se trasladó a Nueva York donde su carrera consiguió el reconocimiento del público y la crítica. Precisamente en 1972 emprendió una colaboración con Dorothée Selz y que dio como resultado la serie denominada «Cakes», unos objetos arquitectónicos comestibles. A ello hay que sumar, entre otros trabajos, du participación en Fest für Leda, Documenta 6, Kassel (1977); Wheat & Steak, (Kansas City, 1981); Santa Comida, «Nueva York, Miami, París, 1984-89); o la creación junto con Montse Guillén del reconocido restaurante El Internacional en Tribeca, Nueva York (1984-1986). Actualmente Miralda vive entre Miami y Barcelona.

En el Macba

En los últimos años ha sido mayor la presencia de la obra del nuevo Premio Velázquez en nuestro país, como lo demuestra la exposición que el pasado año pudo verse en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) y el Azkuna Zentroa de Bilbao bajo el título «Miralda Madeinusa», bajo el comisariado de Vicent Todolí.

Preguntado si cree que después de tantos años trabajando especialmente en Estados Unidos ha logrado el reconocimiento en España, responde que «más que hablar de un reconocimiento creo que lo que pasa es que se entiende más el trabajo. Soy muy feliz al ver que se conectan todas estas cosas, aunque sea una contradicción con la obra misma».

A Miralda le coge el premio en pleno proceso de traabajo, reconociendo que «ahora con quien me peleo es con el reloj porque no me llegan las horas para todo lo que tengo que hacer». Y es que en su agenda hay, entre otros proyectos, ultimar los detalles de una exposición que abrirá sus puertas en la Galería Senda de Barcelona. «También estoy preparando una “performance” en Nueva York que será pequeña y que entra dentro de un contexto de acción que es un homenaje que me han pedido a Christo y Jeanne-Claude», aseguró el artista. También le queda pensar a quién le dedicara el Premio Velázquez, «pero es que todo esto ha sido muy rápido. Aún no lo he meditado».