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Moncho Borrajo: «Fraga y Carrillo se reían cuando me metía con ellos»

Moncho Borrajo: «Fraga y Carrillo se reían cuando me metía con ellos»
Moncho Borrajo: «Fraga y Carrillo se reían cuando me metía con ellos»larazon

Cómico, actor y dramaturgo, este cerebro superdotado reúne todas las características de un verdadero «showman». Escondido tras las gafas de Chaplin y el bigote de Groucho practica el noble arte de reírse de la actualidad, ahora por partida triple: con sus memorias «¡Corre, gallego, corre!», la gira de «Yo Quevedo» y el estreno como director y dramaturgo con «Las cortesanas» en el Teatro Quevedo de Madrid.

-¿Cuántas horas tiene su día?

-Veinticuatro, ¡pero parecen de chicle! (risas)

-Con «Yo Quevedo» utiliza su habitual sarcasmo, entrando y saliendo del personaje....

-Verás, si estoy en una zona del escenario, soy Quevedo y si estoy en otra, soy Moncho. Es una locura, pero me ayuda a hablar en nombre de ambos y me soluciona muchos problemas.

-Quevedo hablaba clarito: «En Navarra y Aragón/ No hay quien tribute un real;/Cataluña y Portugal/son de la misma opinión; /sólo Castilla y León/ y el noble pueblo andaluz/llevan a cuestas la cruz»...

-¿A que podría haberse escrito hoy? Y no habla de los gallegos porque estábamos muertos y arruinados...

-..Y en el Teatro Quevedo de Madrid, acaba de estrenar «Las cortesanas» escrita y dirigida por usted... ¡Se ha quedado atrapado en el siglo XVI!

-Por dos motivos: porque es muy «vistoso» para escena y porque todo lo escrito en el siglo de oro está más vigente que nunca. ¡Es tremendo! pero aquello que Quevedo le decía a Felipe IV sirve para ahora mismo.

-La monarquía y el oficio más viejo del mundo le dan un juego de muerte, supongo...

-¡No te lo puedes ni imaginar! Una relación extramatrimonial de Felipe IV, una reina celosa, meretrices.... Podemos, incluso, jugar al «ping-pong». Hasta que no lleve más tiempo en cartel seguiré sintiéndome como preñada a punto de parto. No sé si será niño, niña o borrajito.

-Pintor, actor, cómico, dramaturgo, algunos piensan que incluso intelectual...

-¡Y muchos dicen que soy un impresentable! Lo que no tengo es pelos en la lengua, porque a los 63 años, como comprenderás no me callo ni debajo del agua... ¡No lo hice de joven!

-Ha escrito sus memorias «¡Corre, gallego, corre!» con la intención de demostrar que también es «de algodón»...

-¡No sabes cómo! La gente cree que soy como el personaje que inventé para los escenarios, yo no soy ni descarado ni parlanchín ni prepotente...

-En el volumen dice que amén de la política y el sexo, la religión ha marcado su vida...

-¡Por supuesto! Yo soy un católico de misa diaria, gracias a que la fe me hizo releer el evangelio muchas veces, y comprendí que aquello de «haz lo que yo digo pero no lo que yo hago» estaba muy extendido. Hay un mandamiento unánime que se extrae de todos los libros sagrados que intento aplicar a mi vida: «lo que no quieras para ti, no lo quieras para nadie». Por ello estoy fascinado con el Papa Francisco, creo que va a volver a una Iglesia más compresible y humana.

-En la presentación del libro contó conversaciones con Fraga, críticas de algunos diputados y encuentros con el Rey... ¿usted qué ha tenido con su majestad?

-¡Naaada! Hemos comido alguna vez tras un premio y he asistido al Palacio Real... La Reina siempre me ha tratado con cariño, pero creo que al Rey no le caigo muy allá. ¿Será porque me cuenta chistes y no los río?: ¡Es mi obligación! No cuadra un cómico «incorrecto» riéndose de las gracias de un soberano. Monárquico sí, cortesano no.

-Se ha metido con Guerra, Aznar, González, ¿da más juego ironizar con Rubalcaba o con Rajoy?

-¡Si hay burros tiene que haber moscas aunque sean cojoneras! A día de hoy da más juego Rajoy porque si te metes con Rubalcaba, ¡ni flota! Además, siempre hay que zarandear al que manda.

-Tip y Coll, Pedro Ruiz, Eugenio, usted... Fueron referencia político-humorística, ¿hoy vivimos un momento parecido para acoger ese humor?

-Sí, pero no veo personajes parecidos. Nosotros hicimos nuestras «guerras» particulares, y sacudíamos al país desde la incorrección. Ahora, temen ser vetados...

-¿Por eso hay más monologuistas?

-Pero abundan en el sexo. El monólogo político no existe. Además, los políticos actuales no lo facilitan porque tienen menos sentido del humor. ¡Tenías que haber visto a Carrillo o a Fraga riéndose conmigo cuando me metía con ellos! Ahora ni van a vernos... ¡Coño, venga a ver lo que pensamos de usted!

-Si Rockola fue el templo de la Movida, ¿Cleofás fue el de la denuncia humorística?

-¡Evidentemente! Fue un símbolo y no porque yo estuviera allí.... Piensa en Gila, Tip y Coll, Mari Carmen con sus muñecos que era de una deliciosa mordacidad. Fue el momento de las salas de fiestas, del humor como revulsivo, de salir por la noche y cuestionárselo todo...

-Siendo como es... ¿no le ha dado un ataque de risa en plena función?

-Sííííí. Y me empiezo a reír como un loco. El otro día actuando me salió decir que el inglés de Ana Botella era como mi chino: de a euro... ¡Me moría yo solo!

-No entiendo cómo no le han echado del país...

-¡No sabes cómo os aburriríais!

-Baltar, presidente de la diputación de Orense le definió «capaz de hacer amigos a los zorros y las gallinas».... ¡Pero si no deja títere con cabeza!

-Soy amigo de Baltar y le digo de todo. Si la gente tiene sentido del humor, consigues hacer amistad, pero no con aquellos a los que les das los buenos días y se cabrean. El humor es un tipo de inteligencia, siempre que no haya mala baba... Cuando dices las cosas de frente y como un niño.

-¿Hemos dejado de ser un país de pícaros?

-¡El pícaro no maneja cientos de miles de euros! Ahora Rinconete y Cortadillo no se comerían nada. Sí seguimos viendo una tipología que me da mucha rabia: «el listillo», el que cobra el paro y curra en negro y tantos otros..., ¡si eres un ladrón roba gordo, hombre!

-«El catalanismo radical lo suelen hacer hijos de inmigrantes faltos de personalidad», ha dicho...

-Comprendo que los catalanes pidan lo que consideren y los demás lo juzgaremos según nuestro concepto de España... Pero no olvidemos que hay miles que no son independentistas y quieren otra cosa. Lo que ocurre es que hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece.

-Porque usted como buen gallego: ni patrias ni banderas...

-Evidentemente: no hay mejor tierra que la que le da de comer a uno.