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Cine

Muere el director Carlos Saura un día antes de recibir el Goya de Honor

El responsable de títulos míticos del cine español como "La caza" o "¡Ay, Carmela!" acababa de estrenar en cines "Las paredes hablan"

La Academia de Cine ha informado, a través de sus canales oficiales, que el director Carlos Saura ha fallecido hoy a los 91 años de edad. La noticia se produce apenas en la víspera de que Saura recibiera el Premio Goya de Honor. Responsable de "La caza", "Cría cuervos", "'¡Ay, Carmela!" y otra decena de títulos míticos del cine español, Saura acababa de estrenar el documental "Las paredes hablan" en cines, donde reflexionaba sobre su condición misma de polímata.

Según el comunicado de la Academia, Saura ha fallecido "rodeado de sus seres queridos". Apenas hace unos días, en una entrevista con LA RAZÓN, el propio Saura se atrevía a hablar sobre su legado, ese mismo que rodó, escribió y pintó durante más de siete décadas de carrera artística: "Es algo que no he pensado, tengo cientos de dibujos, cientos de fotosaurios, negativos de mis fotografías… En mi estudio ya ni quepo, pero no me preocupa porque yo lo hago porque me divierte, cuando me muera que hagan lo que consideren. De lo que más orgulloso me siento es de mis siete hijos, seis chicos y una chica".

El último clásico

El fallecimiento del director, además de justo antes de ser reconocido por sus pares en la ceremonia de los Goya, se produce en pleno proceso de producción de una serie de televisión sobre Lorca y cuando su homenaje teatral al poeta granadino estaba comenzando a girar por todo el país. Nacido en Huesca en 1932, es quizá el último gran director clásico del cine español, uno de esos niños de la Guerra Civil que encontraron tras la cámara un lugar para contar verdades, para denunciar injusticias y para pintar su arte. Así lo dejó claro en sus inicios, con filmes como "Los golfos" (1960), retrato crudo del Madrid más marginal, o en "Llanto por un bandido" (1964), sobre "El tempranillo" y su banda delictiva.

Además de cineasta, Saura fue polímata completo, considerándose a sí mismo siempre un fotógrafo, también pintó, dibujó, escribió y hasta coreografió, filmando como nadie el folclore español en sus trabajos más ochenteros. Ganó en el Festival de Berlín con "Deprisa, deprisa" (1981) y se hizo con un BAFTA por "Carmen" (1983), premios que sumó a los del festival Cannes, en 1974 por "La prima Angélica" y en 1976 por "Cría cuervos". Este último filme, quizá su obra maestra y sin duda la más reconocida, le valió también un César de la Academia Francesa y una nominación a los Globos de Oro.

Aunque alcanzara la perfección en su manera de rodar el baile ya en "El amor brujo" (1986), Saura volvió en una de sus últimas películas al baile, firmando "El Rey de todo el mundo" (2021), por la que también habló con este diario. "En mi experiencia, sé que el corte perfecto no existe (...). Cuando uno hace una película así, tan estética, es fácil caer en algo parecido al ensimismamiento, así que teníamos que llevarnos la película de un lado a otro para que funcionara, para que siguiera agarrándose a lo narrativo", contaba el director, que ahí trabajaba con Vittorio Storaro en la fotografía.

La despedida de Saura, anunciada ya por los mismos achaques de la edad que le impidieron acudir al último Festival de San Sebastián a presentar su película, no deja de entristecer, de encoger el corazón entero del cine español. Ese último gran maestro, esa figura siempre didáctica, ese padre de todo esto, nos deja. Pero nos deja con la lección aprendida, con la sonrisa de la que siempre colgó una cámara analógica, y con una de las filmografías más sólidas de nuestro imaginario no solo ya cinéfilo, sino cultural, como nación y país. Descanse en paz.