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«Muñecos de hielo», la crudeza de la guerra a los ojos de los niños

larazon

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No es una novela de guerra, aunque esté en el origen de la historia que narra “Muñecos de hielo”, ópera prima de la escritora turolense Eva Fortea, en la que narra la crudeza de la Guerra Civil en Teruel desde la “limpieza ideológica” de la visión de los tres niños, informa Efe.
Víctimas de la guerra y del asedio de su ciudad, los tres protagonistas de la obra desvelan la desmembración que sufrió su familia por culpa de esta contienda, tras ser evacuados de forma obligada y no regresar a Teruel hasta después de terminado el conflicto.
“Quería que fuera una obra muy limpia, que no hubiera bandos”, ha relatado a Efe.
La trama está construida con algo de experiencia personal mezclada con la ficción en su ciudad, Teruel, gracias a los testimonios de quienes entonces eran niños que vivieron el asedio desde el edificio del Seminario de Teruel, uno de los últimos reductos de los nacionales durante la ofensiva republicana y donde se refugiaron muchos civiles.
“Para construir estos personajes me apoyé en el armazón de todos estos testimonios”, incluidos los de su madre y su tío, recogidos durante tres años de entre los supervivientes.
Aunque los tres protagonistas pertenecen a la ficción, tres hermanos de 4, 6 y 8 años, sus historias permiten una multiperspectiva de este episodio especialmente descarnado.
De los dos millares de personas que vivieron en el edificio sitiado del Seminario, la mayoría eran ancianos, mujeres y niños.
“En mi casa siempre se habló de este tema desde un punto de vista muy natural, sin rencores, como algo que tocó vivir”, relata esta escritora, que en la recopilación de los testimonios de la época ha encontrado muchos elementos coincidentes: historias de frío, de hambre y del sufrimiento que provocó la guerra para personas inocentes.
Y de entre todos ellos, los niños fueron de los más afectados “les hizo muy duros emocionalmente”, una situación que la autora ha querido plasmar con el título de la novela, que evoca también aquel invierno de 1937 y 1938 especialmente gélido en Teruel.
“Fue una infancia robada, destrozada, ahí perdimos todo el potencial de una generación que bastante hizo con sacarnos adelante” y hacerlo “dentro de la tolerancia y el no rencor”, recalca Fortea.
La autora habla de “resignación”. De toda la gente con la que ha hablado, nadie le ha mostrado “rabia por haber tenido que vivir eso”.
Esta escritora se pregunta si “los que estamos acostumbrados a tenerlo todo hubiéramos actuado igual”.
Cree que las generaciones posteriores han perdido el miedo con el que crecieron aquellos niños de que una guerra así volviera a repetirse, temores que “ellos han tenido toda la vida”, algo que los hijos y nietos han visto plasmado en “ese afán por atesorar comida u objetivos... siguen pensando en términos del ‘por si acaso’”.
Editado por el sello Tres Sorores de Prames, esta obra supone el salto a la novela de esta escritora que hasta ahora había destacado en el relato corto y el guión cinematográfico con el que ha conseguido premios en distintos festivales.
Fortea está ahora pendiente de publicar otra novela ya terminada “Despejemos la X”, con una temática totalmente distinta en la que habla de su propia generación.
“Escribo por necesidad física” relata, y más allá de manías raras sí reconoce que la primera vez que escribe algo “es en papel y con bolígrafo” aunque luego lo traslade al ordenador y continúe allí la obra.